jueves, 18 de septiembre de 2008

IMPERIALISMO NORTEAMERICANO IMPULSA EL ABORTO

Ofensiva abortista en Hispanoamérica. El holocausto demográfico angloamericano bajo la guía de los hermanos Rockefeller

por José Artigas




La ideología del clan Rockefeller se ha convertido en el justificativo ideológico del imperialismo demográfico : Todo lo expuesto, que puede ser profundizado a través de las citas que hemos hecho en las notas respectivas, es una prueba contundente respecto al carácter imperialista que reviste el proyecto plutocrático y oligarca del poder privado mundial –paradigma del cual es el clan Rockefeller. Desde el punto de vista poblacional, la mayor parte del mundo en su conjunto está viviendo y padeciendo el proceso que se conoce como invierno demográfico, es decir, el envejecimiento de las poblaciones a causa del descenso del índice de natalidad, lo cual produce el aumento paulatino del número de personas ancianas y de edad adulta, al mismo tiempo que disminuye el número de niños y jóvenes. Este invierno demográfico afecta a China, a prácticamente todos los países de Europa, a Rusia [1].
Los países hispanoamericanos no estamos exentos de este drama: un reciente estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informa que «disminuye el crecimiento demográfico y la población envejece», con el agravante –en comparación con las zonas más desarrolladas del planeta- que «la cobertura social es más precaria». Si bien la población mundial aumenta anualmente a razón de 78 millones de personas, y más del 95% de ellas nacen en los países en desarrollo, no deja de preocupar el hecho que el crecimiento demográfico descendió en América latina y el Caribe: de un índice 2.7 por año a mediados del siglo XX, se ha pasado en la actualidad a una tasa de 1.5. El retroceso más evidente y relevante en la región lo constituye «la caída en la tasa de fecundidad». El dato más llamativo es que en el transcurso de los últimos 40 años los índices reproductivos (en su momento entre los más elevados del planeta) han disminuido a niveles por debajo de la tasa media global, con el agravante que la transición demográfica a escala mundial «se está dando en forma más acelerada [en los países en desarrollo] que en los países ricos». Por supuesto, América latina está dentro de esa transición demográfica más acelerada [2]. Los únicos países del mundo que no sufren este envejecimiento poblacional son los países musulmanes.
Este proceso de envejecimiento poblacional no ha acontecido casualmente. Como hemos de mostrar a continuación, es un proceso proyectado, diseñado y ejecutado por el clan Rockefeller, al servicio de la oligarquía mundial que es la «dueña» del Nuevo Orden Mundial, es decir, del imperialismo privado globalizador, el que para llevar a cabo su proyecto se ha servido del gobierno de Estados Unidos y de los organismos internacionales como las Naciones Unidas, y que últimamente se ha asociado política y financieramente al Gobierno británico.
El invierno demográfico y el Proyecto Rockefeller
Hasta mediados de la década del 60, la población mundial crecía naturalmente y en forma paulatina. Hacia mediados del siglo XIX, hubo mil millones de habitantes en el mundo. Hacia 1930, hubo 2 mil millones de personas, y en 1960 la cifra llegó a 3 mil millones de personas. Ante este crecimiento poblacional, los ricos del mundo se dispusieron a impedir que dicho proceso continuara, para no tener que compartir las riquezas que venían acaparando y que no querían compartir de ninguna manera, y porque además preveían (y proyectaban) a nivel mundial la concentración económica en marcha. Es por eso que en 1966 John Davison Rockefeller III hizo firmar a 30 líderes mundiales un documento (prácticamente desconocido hasta hoy) en el que se postulaba que «el crecimiento no planificado del crecimiento poblacional mundial amenazaba a la paz mundial», con lo cual convirtió en problema de Estado el temor de la plutocracia americana y mundial [3]. En otras palabras: esta Declaración de Rockefeller constituye la «Carta Magna» del control mundial de la natalidad, el objetivo estratégico compartido la plutocracia mundial (poder privado multinacional, representado en estecaso por la dinastía Rockefeller.
Rockefeller en este tema ha impuesto no sólo los objetivos y metas de las fundaciones privadas que financian y apoyan mundialmente el control de la natalidad, sino también la doctrina de la Seguridad Nacional de Estados Unidos, las políticas del Banco Mundial y las políticas impulsadas por las Naciones Unidas y sus diversos organismos y agencias (Organización Mundial de la Salud, Fondo de las Naciones Unidas para Población, Comisión de Derechos Humanos), como hemos de mostrar a continuación. En otras palabras: la ideología de Rockefeller (y de la plutocracia que representa y para la que opera políticamente) impera no sólo en instituciones y organizaciones privadas no gubernamentales, sino también y fundamentalmente en las sucesivas administraciones gubernamentales de Estados Unidos y en los organismos oficiales internacionales, que han sometido y someten a los pueblos y naciones del mundo al poder privado mundial, el verdadero y auténtico gobierno mundial del planeta, lo cual permite afirmar, sin el más mínimo margen de error, que los poderes públicos y privados del mundo, oficiales y no oficiales, están al servicio de la dinastía Rockefeller y de la oligarquía mundial que la cobija. El mundo en su conjunto está a unto de ser gobernando por una oligarquía plutocrática.
El Proyecto Rockefeller como base y fundamento de la política interna estadounidense
En 1972, a pedido del presidente Richard Nixon, la Commission on Population Growth and the American Future [Comisión Rockefeller], presidida por el mismísimo John Davison Rockefeller III, elaboró un informe sobre el «crecimiento poblacional y el futuro americano», en el que está diseñada toda la estrategia para el control de la natalidad en Estados Unidos [4]. Este documento es importantísimo, por un lado, por el detalle de su presentación, y por otro lado, porque constituye la base a partir de la cual se diseñó la estrategia antinatalista a nivel planetario. Entre los aportes novedosos de este informe, se cuentan, entre otros: el concepto del embarazo no deseado como justificación para el aborto, el tríptico antinatalista (esterilización voluntaria, dispositivos abortivos y despenalización del aborto), la equiparación entre la mujer pudiente y la mujer pobre en su «derecho» a matar a su hijo como "acto de justicia social" (justo Rockefeller proponiendo "justicia social", y encima asesinando pobres¡¡¡), la «medicalización» del aborto presentándolo como un problema de salud pública (encubriendo así su carácter de acción criminal), la "despenalización" del aborto cuando éste sea producto de un acuerdo entre el médico y la madre, introducción del control de la natalidad en las currículas escolares y universitarias, cambio radical en el sistema político y en los valores culturales, uso intensivo de los medios de comunicación, etc.
El Proyecto Rockefeller como basamento y fundamento de la política imperialista oficial de Estados Unidos
En 1974, también a pedido del presidente Nixon, en su función de consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger («agente» del grupo Rockefeller), elaboró un famoso informe, en el que ha presentado el control del crecimiento poblacional como estrategia para salvaguardar la seguridad nacional de los Estados Unidos y sus intereses de ultramar [5]. El título de este documento, mantenido en secreto durante 15 años (hasta 1989), es de por sí elocuente y pone en evidencia que el control de la natalidad –en forma directa o en forma eufemística ["salud sexual", "salud reproductiva", "derechos sexuales y reproductivos", etc.]- está en función de proteger la seguridad nacional de Estados Unidos , para beneficio del verdadero poder que controla la administración gubernamental de Estados Unidos, es decir, del poder privado que gobierna siempre, sea a través del partido Republicano, sea a través del partido Demócrata.
Este informe ofrece planes alternativos de acción para Estados Unidos en el aspecto demográfico, muy especialmente en los países en vías de desarrollo, con la finalidad de «tomar medidas que reduzcan la fertilidad [a nivel mundial] en las décadas de 1970 y 1980», posibilitar con ello el crecimiento económico y el ingreso per capita de los países en desarrollo, de manera de evitar conflictos sociales y políticos que pongan en peligro el suministro de los recursos que los países en desarrollo poseen y que el mundo desarrollado necesita [6]. Los objetivos planteados son los de «acomodar un crecimiento poblacional continuo de hasta 6 mil millones de personas para la mitad del siglo XXI» y «mantener el nivel final tan cercano como sea posible a 8 mil millones» hacia el año 2075, impidiendo que alcance la cifra de 10 mil millones ó 13 mil millones de habitantes en el mundo.
Poniendo en evidencia el carácter imperialista de esta política, el Memorando recomienda controlar el crecimiento poblacional en los países en desarrollo más grandes y de crecimiento poblacional más rápido, allí donde existe interés estratégico y político de los Estados Unidos [7]. Entre las recomendaciones dadas por el «empleado» de los Rockefeller en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos para llevar a cabo la política imperialista y antinatalista encomendada, se destacan: a) disimular las actividades de Estados Unidos en el ámbito poblacional, mediante acciones y agentes que actúen dentro de los países en desarrollo, y b) enfatizar el derecho de los individuos y parejas a determinar libremente responsablemente el número y espaciamiento de sus hijos [8], es decir, pregonar e imponer el dogma rockefelleriano como criterio justificativo y básico.
En 1975, el presidente Gerald Ford rubricó este informe de Kissinger y lo oficializó como política de la administración gubernamental estadounidense y de su proyección imperialista [9].
Esta directiva presidencial reconoce que desde la fecha mencionada el gobierno de los Estados Unidos ha declarado una guerra mundial secreta contra los pueblos del mundo, en nombre de la seguridad nacional: «el Presidente cree que el liderazgo de Estados Unidos es esencial para combatir el crecimiento poblacional», con la finalidad de «promover la Seguridad de Estados Unidos y sus intereses de ultramar». Según esta directiva, los esfuerzos oficiales de Estados Unidos debían desde entonces ser claros y concretos, sobre todo en las regiones donde las reducciones en fertilidad eran necesarias para Estados Unidos, razón por la cual recomienda como estrategia básica para los programas poblaciones de los países en desarrollo
a) alentar a los líderes de países en desarrollo claves para que «apoyen los programas nacionales y multilaterales de asistencia poblacional»,
b) disimular el carácter imperialista de la política poblacional, «trabajando cerca de otros en vez de imponer nuestro punto de vista» (soft power),
c) imponer la concepción ideológica infanticida de Rockefeller: en todos estos esfuerzos en pos del control de la natalidad, «debemos reconocer la dignidad básica del individuo y su derecho para escoger libremente sus objetivos familiares y las alternativas de planificación familiar».
En junio de 1994, el entonces presidente «demócrata» de los Estados Unidos, William B. Clinton, ordenó redactar un borrador de una Directiva de Decisión Presidencial, por medio del Consejo de Seguridad Nacional, para continuar a nivel mundial con la política de control del crecimiento poblacional mundial, en función del Memorando de 1974 redactado por Henry Kissinger, para retomar en forma oficial la política imperialista del control de la natalidad [10].
En la redacción de este documento, nunca rubricado oficialmente, colaboraron el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro, el Departamento de Servicios Humanos y de Salud, la Agencia para el Desarrollo Internacional y la Agencia para Protección del Medio Ambiente. Llama la atención que el Consejo de Seguridad Nacional fuese visualizado como el responsable último de este documento y de la problemática en él planteada. Reiterando la política de Nixon-Ford-Kissinger, también para la administración demócrata del presidente Clinton el crecimiento poblacional mundial afectaba la seguridad nacional… de los Estados Unidos.
En este horizonte estratégico, el dogma del derecho «básico» de decidir la cantidad de hijos y su espaciamiento constituía el fundamento reiterado permanentemente a lo largo del documento, por cuanto la meta de la política norteamericana sobre el crecimiento poblacional mundial debía ser la de «dirigir una respuesta internacional global, inmediata y concertada, a las tendencias del crecimiento poblacional», sobre la base de tres objetivos que se refuerzan mutuamente, y que constituyen la prueba evidente de la influencia del proyecto y del ideario de la dinastía Rockefeller:
1) «promover el respeto de los derechos y capacidades de los individuos y de las parejas para determinar libre y responsablemente el número y el espaciamiento de sus hijos»;
2) «mejorar la salud reproductiva individual, atendiendo especialmente las necesidades de salud reproductiva de mujeres y adolescentes, y las necesidades generales de salud de bebés y niños»; para lograr con ello
3) «reducir el índice de crecimiento poblacional tan rápido como sea posible a los niveles que sean consistentes con un desarrollo sustentable» [11].
Como se puede apreciar, este documento no esconde nada: el objetivo imperialista era el de lograr lo más rápidamente posible el descenso del índice de crecimiento poblacional, es decir, el presidente «demócrata» Clinton asumió sin más como política poblacional norteamericana el proyecto de Rockefeller anunciado en 1966.
Más todavía, esta política antinatalista ha constituido la finalidad esencial de la política exterior americana del gobierno «demócrata» de Clinton, una auténtica y real política imperialista , como lo prueba el hecho de que para la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, a celebrarse en El Cairo (Egipto) poco tiempo después (setiembre de 1994), el borrador esbozado proponía que Estados Unidos buscara un consenso «que provea un fundamento sólido para la futura cooperación internacional sobre población, y que sea consistente con la política norteamericana» [12].
Específicamente, proponía que Estados Unidos se esforzara por lograr «un consenso internacional sobre aproximaciones programáticas de largo plazo hacia las metas de reducir el crecimiento poblacional mundial». En este horizonte estratégico, el objetivo político de Clinton en la famosa Conferencia en El Cairo fue, en el campo de los derechos reproductivos, «reforzar y fortalecer las recomendaciones de conferencias previas […] para asegurar que los individuos y las parejas tengan el derecho a decidir libre y responsablemente el número y el espaciamiento de sus hijos», y que «los gobiernos respeten este derecho» [13].
En otras palabras: lo que la administración Clinton pretendía en la mencionada Conferencia, en una actitud por demás lacaya y servil, era asegurarse que el ideario y el proyecto antinatalistas de los Rockefeller y de la plutocracia mundial fueran asumidos por todos los gobiernos del mundo. Y cosa por demás importante: para poder tener éxito en esta política, el documento proponía la promoción y jerarquización de las falsamente llamadas organizaciones no-gubernamentales en apoyo de su política: «la estrategia para lograr los objetivos norteamericanos incluye un rol para las organizaciones no-gubernamentales en la Conferencia» [14].
Como en su momento Richard Nixon y Gerald Ford, el demócrata William B. Clinton convirtió a los Estados Unidos en el ariete a través del cual impulsó en todo el mundo el proyecto criminal de controlar el crecimiento poblacional, objetivo máximo de los Rockefeller y de sus «colegas» en el dominio del mundo.
La ideología antinatalista de la dinastía Rockefeller impuesta en las Naciones Unidas
A. En agosto de 1974, la ONU organizó en Bucarest la Conferencia Mundial sobre Población, y rubricó por consenso un documento en el que propuso «ayudar a coordinar las tendencias poblaciones y las tendencias del desarrollo económico y social» [15]. Aquí, la dinastía Rockefeller ha comenzado a imponer a las Naciones Unidas su ideología infanticida.
La evidencia es innegable: desde 1974, las Naciones Unidas ha comenzado oficialmente a ponerse al servicio del proyecto geopolítico antinatalista del clan Rockefeller y de la oligarquía mundial que representa.
B. En la Conferencia Mundial sobre Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo en setiembre de 1994, los Rockefeller lograron imponer su dogma básico antinatalista como doctrina internacional para todos los Estados del mundo, o dicho de otra forma, las Naciones Unidas y los países que estuvieron de acuerdo convirtieron la ideología de los Rockefeller en doctrina oficial del organismo internacional, poniendo así a éste último organismo a su servicio. Esto se puede comprobar muy fácilmente con la simple lectura del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, documento oficial presentado al final de la Conferencia. En este texto hay acompañamientos implícitos a la ideología rockefelleriana, por ejemplo, cuando se destaca que constituye un logro el hecho que al momento de celebrarse el encuentro hayan bajado los índices de nacimientos a nivel mundial, aunque en forma no tan amplia como era deseable [16], o cuando se ignora la injusticia social como causa de la pobreza, para atribuirlo simplemente a causas «naturales» [17].
Pero también hay acompañamientos explícitos de la mencionada ideología plutocrática antinatalista. Cabe destacar que una de las personas que más se esforzó en imponer esta orientación antinatalista de la Conferencia y que además contribuyó a forjar e imponer el concepto de «salud reproductiva» y este fundamento recién explicitado fue Adrienne Germain, fundadora y presidente de International Women´s Health Coalition, anteriormente miembro y colaboradora de Ford Foundation y del Population Council, es decir, una «agente , delegada o representante» de los Rockefeller y al servicio de su proyecto genocida [18]. De este modo, la ideología del clan Rockefeller se ha convertido en doctrina oficial de las Naciones Unidas y en el justificativo ideológico del imperialismo demográfico, proceso al que todos los países y pueblos del mundo deben someterse.
C. El United Nations Fund Population Agency – UNFPA [Agencia del Fondo de las Naciones Unidas para Población] es el organismo creado a comienzos de la década de 1970 en las Naciones Unidas, por sugerencia de uno de los miembros del clan, el tantas veces citado John Davison Rockefeller III, para ocuparse de los temas poblacionales a nivel mundial. Hace tiempo que este organismo supuestamente internacional está promoviendo en forma oficial los planes y proyectos antinatalistas del poder privado mundial. No es casualidad que entre las fundaciones privadas que financian (y luego se financian de) a este departamento sean el Population Council y la Internacional Planned Parenthood Federation (IPPF) , el primero propiedad de los Rockefeller y la segunda controlada por un miembro de la corporación (más específicamente, de la Rockefeller Foundation).
Para no extendernos demasiado, y a modo de ejemplo, podemos consultar el último informe sobre el estado de la población mundial elaborado por este organismo de las Naciones Unidas: State of World Population 2005 [Estado sobre la Población Mundial 2005], el cual enfatiza "la salud reproductiva" como los dos «elementos» indispensables para que los jóvenes puedan cumplir un rol de importancia en el desarrollo de sus países y para crear "un mundo mejor" para ellos mismos y para las generaciones futuras.
En otras palabras: según este planteo, si los jóvenes de todo el mundo adoptan la ideología de los Rockefeller y siguen sus «consejos filantrópicos», podrán vivir en un mundo feliz. Este informe enfatiza que el acceso a los servicios "de salud reproductiva" es lo que hace posible que las mujeres pobres mejoren su calidad, porque «la incapacidad para determinar cuando y de qué modo tener hijos limita las elecciones de vida de una mujer». Es decir que el planteo canallesco rockefelleriano es: "si una mujer es infeliz en la vida o no puede realizar su potencial pleno, es porque los hijos le complican la vida: no la injusticia social, la violencia doméstica, el desempleo propio o el del esposo, la falta de atención médica, etc". Y como frutilla del postre, este informe oficial (al servicio de la ideología plutocrática), reafirma el dogma básico antinatalista de los Rockefeller: «permitir a los individuos elegir libremente el número y espaciamiento de sus hijos deriva en familias más pequeñas, crecimiento poblacional más lento y reducida presión sobre los recursos naturales» [19], lo cual coincide con los postulados y objetivos planteados en el informe de 1972 sobre Población y el futuro americano, cuya autoría le corresponde al gran magnate John Davison Rockefeller III, omnipresente como alma mater y factotum del invierno demográfico que estamos atravesando mundialmente.
D. La World Health Organization [Reproductive Health and Research] – WHO [Organización Mundial para la Salud [Departamento de Salud Reproductiva e Investigación]] es el organismo de Naciones Unidas encargado de «respaldar y facilitar el acceso universal e igualitario a servicios de salud sexual y reproductiva», a través de ámbitos políticos, legales y regulatorios que «remuevan las barreras legales y políticas que impiden el uso de intervenciones y otros servicios necesarios para salvar vidas», para acelerar "el progreso en salud sexual y reproductiva". Este departamento promueve que «todas las regulaciones y políticas relevantes sean revisadas y que las barreras y restricciones sean removidas» [20].
Entre las instituciones internacionales privadas que aportan fondos a este departamento se encuentran la IPPF, la IWHC, dominadas ambas por la familia Rockefeller, el Population Council (propiedad de los Rockefeller); entre los organismos «oficiales» se cuentan el Banco Mundial, el Fondo para Población de las Naciones Unidas (financiado, entre otros, por los Rockefeller) y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional ("USAID", O MÁS BREVEMENTE. "AID", organismo que infiltró en el Uruguay a Dan A. Mitrione en los años 60 con el objetivo de enseñar a torturar) [21].
Este organismo recibe donaciones también del Safe Motherhood Inter.-Agency Group (IAG), un conglomerado de instituciones nacionales e internacionales que promueven y financian el programa Safe Motherhood Initiative. Entre los miembros de este grupo se cuentan, como de costumbre, el Banco Mundial, la misma Organización Mundial de la Salud, la IPPF y… el Population Council [22]
Una de las directoras de este departamento, desde 1991, es Jane Cottingham. Es cofundadora de ISIS-Women´s International Cross-Cultural Exchange (WICCE), un organismo dedicado a promocionar la justicia y el "empoderamiento de las mujeres y sus derechos". Entre los donantes y financistas de este organismo se cuentan la Ford Foundation (controlada y presidida por una empleada de la Corporación Rockefeller) y la Heinrich Boll Foundation.
Miembros de la corporación Rockefeller a cargo del holocausto demográfico mundial
Para asegurarse que los lineamientos ideológicos antinatalistas trazados no sean sólo enunciaciones teóricas abstractas, sino que sirvan de impulso para llevar a cabo políticas concretas de control del crecimiento poblacional, los Rockefeller se han asegurado la presencia de varios miembros de su corporación al frente de los más importantes organismos oficiales y organizaciones privadas, para controlar y supervisar el cumplimiento de su proyecto antidemográfico, posibilitando el invierno demográfico que hoy padecemos a escala planetaria.
A. La Ford Foundation [Fundación Ford, "FF"] es una de las organizaciones «privadas» precursoras en el control de la natalidad y uno de los aliados más estrechos de la Corporación Rockefeller. Un documento elaborado en 1969, muy poco conocido, explicitó el aporte pionero a la causa colonialista demográfica que la Fundación había llevado a cabo hasta entonces, junto con la Fundación Rockefeller y la Federación Internacional de Paternidad Planificada [23]
Es discutible el carácter de «privada» de la Fundación, por cuanto es conocida su relación histórica, desde sus inicios, con el Departamento de Estado norteamericano y con la CIA (Central Intelligence Agency), al punto que algunos comentaristas la consideran cobertura u organismo fachada de ésta última [24].Nota: el puntal de esta fundación en argentina es el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) suerte de filial de Human Right Wacht International, orientado a la ideologia de los Derechos Humanos y que preside el ex terrorista Horacio Verbitsky
Desde su creación en 1936 hasta los comienzos de la década del 90, casi todos los presidentes de la FF fueron directores o miembros de la CIA, del Council on Foreign Relations – CFR (Consejo para las Relaciones Internacionales) [25] y colaboradores de la corporación Rockefeller (Richard Bisell, John Mc Coy, McGeorge Bundy, etc.). A partir de 1996 es presidente de la Ford Foundation una mujer, Susan V. Berresford (también miembro del Consejo para las Relaciones Internacionales), quien en los comienzos de su carrera profesional se había desempeñado en el Chase Manhattan Corporation (Rockefeller). En síntesis: la Ford Foundation [CIA] y Rockefeller forman «un solo corazón».
B. El Center for Reproductive Rights [Centro por los Derechos Reproductivos] es un organismo creado en 1992, con la finalidad de insertar el control del crecimiento poblacional en el plano legislativo y jurídico. Al igual que los Rockefeller, este organismo dice que «la ley debe asegurar a todas las mujeres el acceso a los servicios básicos de salud, que incluyen la anticoncepción y el aborto seguro y legal», entre otras cosas [26].
En absoluta «unidad doctrinal» con los magnates estadounidenses recién mencionados, este organismo reconoce sin tapujo alguno que el núcleo y razón de ser de los derechos sexuales y reproductivos es la legalización o despenalización del aborto, no la salud de las mujeres: «El derecho de la mujer a decidir si tiene o no un hijo y cuándo tenerlo es la esencia de los derechos reproductivos». Uno de los miembros en su Directorio es Nafis Sadik, quien presidió la Conferencia Internacional de El Cairo, destacándose por su tenaces esfuerzos en promover los programas antinatalistas y de control de la natalidad como política de las Naciones Unidas.
Este Centro no sólo tiene coincidencia ideológica con los Rockefeller: dos miembros de su Junta Directiva son a la vez representantes del Population Council: Michelle H. Allen y Sheldon Segal [27].
C. La International Women´s Health Coalition [Coalición Internacional por la Salud de las Mujeres] fue fundada en 1984 por Joan Dunlop y Adrienne Germain, "con la finalidad de promover los derechos de salud reproductiva y para defender el acceso al aborto realizado en condiciones seguras", lo cual es el ideal primigenio y originario planteado ya en 1972 por John Davison Rockefeller III en su Informe al presidente Nixon. En su página web en Internet, esta organización reconoce que promueve una política imperialista, ya que «trabaja para generar políticas y programas de salud y población, y procura financiamiento para promover y proteger los derechos de las mujeres y niñas de todo el mundo, particularmente en África, Asia, América latina y en los países otrora socialistas», como norteamericanos que salen a «salvar» al mundo (como de costumbre¡¡¡).
Pero la personalidad de la presidente de este organismo pone en claro cuál es el aporte «salvífico» que la Coalición hace "al mundo" y "a la dignidad de las mujeres". Antes de fundar esta institución, Adrienne Germain trabajó en el Population Council de Rockefeller, en la Ford Foundation y en la CIA. También fue delegada, estratega central y negociadora de la administración Clinton en la Conferencia sobre Población y Desarrollo en El Cairo (1994) y en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing (1995). Actualmente colabora con las Naciones Unidas en la Fuerza de Tareas para los Objetivos de Desarrollo del Milenio, integra dos comités asesores de Human Rights Watch (emprendimiento conjunto de George Soros y del Departamento de Estado norteamericano, activo promotor de la despenalización del aborto en nuestro país el año pasado) y es miembro del Council on Foreign Relations [28]. En síntesis: la presidente de esta Coalición -una activa jugadora de primer nivel en el poder privado mundial- es discípula de los Rockefeller.
D. La International Planned Parenthood Federation [Federación Internacional por la Paternidad Pla nificada, "IPPF"] fue fundada en 1952, como iniciativa de la Tercera Conferencia Internacional sobre Paternidad Planificada celebrada en Bombay (India) en ese mismo año. Los ocho socios fundadores de la IPPF fueron las asociaciones de la India, el Reino Unido, los Estados Unidos, Holanda, Suecia, Alemania Occidental, Singapur y Hong-Kong [29]. Es la institución anti-vida más grande, la mejor financiada y la más fuerte a nivel internacional [30], conformada como una red de entidades nacionales de planificación familiar. Mediante esta organización, financiada con diversos subsidios gubernamentales (más de la mitad de sus ingresos proceden generalmente de aportes gubernamentales), se han llevado a cabo en todo el mundo programas de distribución e implante de abortivos, y en forma paralela, otros servicios de abortos a petición. Actualmente tiene sedes en 178 países, con su sede central situada en Londres (Gran Bretaña).
Entre los gobiernos que aportan fondos se encuentran los de Australia, Canadá, Dinamarca, Alemania, Japón (el que más provee), Holanda, Noruega, Suecia, Suiza, Gran Bretaña, Estados Unidos. Entre los privados que más aportan se encuentran la Fundación Bill y Melinda Gates, la Comisión Europea, la Fundación Ford, la Fundación William y Flora Hewlett, la Fundación Rockefeller. Y lo que es muy llamativo, la mismísima ONU le aporta fondos, a través del Fondo para Población y del Fondo para el Desarrollo [31].
En el marco estratégico de su accionar, la IPPF tiene como meta respecto al aborto que éste sea «reconocido universalmente como un derecho de la mujer para elegir y tener acceso al aborto seguro», y además que haya «una reducción en la incidencia del aborto inseguro». En otras palabras: esta organización intenta imponer la idea de que el aborto no es un crimen sino un derecho, y de que "el problema" radica fundamentalmente en que muchas mujeres no tienen la certeza o la seguridad de poder matar con éxito a su hijo.
El reconocimiento de la objeción de conciencia el artículo 7 reafirma que el «derecho al aborto» es una cuestión política y ética, no un problema médico ni sanitario. Ningún médico puede dejar de curar o sanar por objeción de conciencia basada en criterios no médicos. El aborto se «medicaliza» cuando se lleva a cabo o se quiere ejecutar el asesinato del nascituro. Lo mismo vale para los asaltos a ancianos o los secuestros extorsivos con violencia, etc.: son delitos que desembocan en un problema médico, ante las agresiones sufridas por las víctimas. Si se aplicara en forma extensiva la misma lógica, habría que despenalizar los delitos mencionados y convertirlos en problemas exclusivamente sanitarios o médicos, por las consecuencias que acarrea su ejercicio primero. Si la "despenalización" del aborto se propusiera para llevar a cabo el asesinato del nascituro "en condiciones seguras", con el mismo criterio pseudo-lógico habría que despenalizar el asalto a los ancianos y proponer que se los asalte en un hospital, porque en éste hay condiciones «seguras»: si se resisten y son golpeados, enseguida los puede atender un médico. UNA LOCURA TOTAL. El crimen es crimen siempre: AUNQUE SE LO "DESPENALICE" SIGUE SIENDO UN CRIMEN.
Seguir la lógica criminal de los Rockefeller presenta estos inconvenientes: se terminan afirmando insensateces y proponiendo conductas irracionales; por ejemplo, si se siguiera este pseudo-"razonamiento" disparatado de Rockefeller, entonces habría que despenalizar el robo de automotores, los asaltos a mano armada, el tráfico de drogas a gran escala, las estafas reiteradas, los secuestros express, el cobro de coimas, etc., para que se puedan realizar en forma "segura".
Orientada de esta manera, la IPPF se plantea como objetivo para lograr la meta fijada que se fortalezca el compromiso público y político para [reconocer] el derecho a elegir y tener acceso a un aborto seguro, incrementar el acceso al aborto seguro, que los servicios relacionados con el aborto sean presentados como una parte integral de "los servicios de salud reproductiva", y que se perciba que "el aborto inseguro" impacta y afecta a la salud pública y a la justicia social. Estos dos últimos objetivos son los que en 1972 ya se había planteado John Davison Rockefeller III en su Informe al presidente Nixon ya citado: encubrir que el aborto es un crimen, presentándolo como un problema de salud pública (lo mismo que en su momento hizo Hitler en Alemania), y que la falta de acceso de las mujeres pobres al aborto seguro es un ejemplo de injusticia social, porque esto sí puede hacerlo la mujer pudiente [32].
Vale la pena reiterar una vez más que para esta institución, presidida por un discípulo de la dinastía Rockefeller, éste el es el único caso de injusticia social reconocido: que la mujer pudiente puede matar a su hijo nascituro en forma segura, mientras que las mujeres pobres corren sus riesgos. No quiere erradicar el crimen, sino universalizarlo. Parecería ser que no hay otros casos ni ejemplos de injusticia social más que éste.
Además, la IPPF ha formado una especie de asociación con el Population Council (Consejo de Población) y con algunos organismos de las Naciones Unidas como el Programa para el Desarrollo, la Organización Mundial de la Salud, el Banco Mundial, el Fondo de las Naciones Unidas para Población y el Fondo para la Infancia (UNICEF). Estas organizaciones se dedican a promover la «planificación familiar» y el aborto, menos (se suponía) la UNICEF. Sin embargo, la red que se ha creado a nivel de la UNICEF a través del mundo le sirve a la IPPF para llevar a cabo sus programas de «educación» sexual y de control demográfico por medio de fármacos abortivos y de la esterilización [33].
Para lograr sus objetivos abortivos, la IPPF ha implementado en febrero de 2006 un programa llamado Global Safe Abortion Fund [Fondos para el Aborto Seguro Universal], con la finalidad de «incrementar el acceso a los servicios generales para el aborto seguro», en particular «para las mujeres marginadas y vulnerables». Es decir: derecho a abortar para las mujeres pobres, nada de promoción ni de dignificación, sólo derecho a matar al propio hijo. Es que en definitiva no se busca erradicar la pobreza de las mujeres sino institucionalizarla y mantenerla "in aeternum". Los ricos, como los miembros de la IPPF no acercan ni alimentos, ni medicamentos ni posibilidades de trabajo a las mujeres pobres, sólo le reconocen el derecho a matar a su cría [34]. Es por eso que una de las finalidades de este programa es ayudar a mejorar el acceso a los servicios de aborto seguro en los países pobres. Es decir, el objetivo no es erradicar la pobreza, sino que los pobres se eliminen a sí mismos, matando a sus hijos «en forma segura y sin riesgos».
Lo grave es que esto no constituye el objetivo ni la labor de una organización privada no gubernamental, sino que cuenta con el respaldo financiero del mismísimo gobierno británico, el cual ha aportado inicialmente 3 millones de libras esterlinas para el programa, a través del Department for International Development (DFID) [Departamento para el Desarrollo Internacional]. En otras palabras: la despenalización y la legalización del aborto, así como la asistencia médica y sanitaria para el ejercicio de este crimen, es política oficial del Reino Unido de Gran Bretaña, ejecutada por el Ministro de dicho Departamento, Mr. Gareth Thomas, tal como la misma IPPF reconoce: este nuevo programa, diseñado para respaldar servicios e información para reducir universalmente el aborto inseguro «fue bien recibido políticamente y ha recibido respaldo financiero por parte del Gobierno del Reino Unido» [35]. También donan y aportan fondos a la institución los gobiernos de Japón, Suecia, Noruega, Alemania, Australia y Nueva Zelanda. Evidentemente, se trata de una organización pseudo no-gubernamental.
También en Hispanoamérica se intenta imponer esa "visión" rockefelleriana tan particular de la injusticia social destinada a justificar el asesinato del hijo nascituro. En marzo de 2006 Carmen Barroso, Directora regional de la IPPF, fue entrevistada por el Semanario Brecha, el 24 de marzo de 2006. En dicha entrevista, comienza afirmando que el aborto, además de ser «un problema grave de salud pública» [LO CUAL ES FALSO, en realidad y en rigor de verdad es UN CRIMEN], «es también un problema de justicia social», ya que «las mujeres más pobres son las que recurren al aborto inseguro», mientras que «las mujeres ricas, aun cuando el aborto no es permitido por la ley, tienen siempre la oportunidad de encontrar una salida segura aunque sea a un alto costo».
Una vez más el imperialismo intenta imponer en Hispanomérica la concepción y la ideología de los Rockefeller sobre "la justicia social", para "justificar" el asesinato de los propios hijos por parte de los pobres. Para la plutocracia mundial "lo condenable" no es el crimen que se comete contra un ser humano inocente e indefenso, sino que las pobres corren riesgo al hacerlo bajo condiciones inadecuadas. No sólo esto: la mencionada Directora reconoce también que en definitiva la legalización y perfeccionamiento del aborto es una política financiada por varios gobiernos europeos (que no identifica), una política de los ricos que gobiernan en los países prósperos contra los pobres del mundo, para que no se reproduzcan [36].
Desde 2002, es Director General de la IPPF Steven Sinding, quien previamente se había desempeñado como Consejero sobre población en el Banco Mundial, como miembro de USAID (US Agency for International Development) [Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional], y como no podía ser de otra manera, como Director del programa Ciencias sobre Población… en la Rockefeller Foundation (1991-1999) y como profesor sobre Salud Pública en la Universidad de Columbia (1999-2002), una de las instituciones universitarias dedicadas al estudio del control de la natalidad. Como «discípulo» de la dinastía Rockefeller, Sinding ha elaborado una visión y un marco proyectados a diez años para la labor de la IPPF, concentrando su actividad en cinco ámbitos: Juventud, SIDA, Aborto, Acceso y Consejería Legal, considerando de hecho e infundadamente que el aborto es un derecho en vez de lo que es, un crimen, que debe ser reconocido y legitimado por todos los países.
La mentira criminal del «aborto seguro», otra trampa mortífera de los Rockefeller
Y como decíamos, uno de los latiguillos recurrentes que repiten hasta el hartazgo los partidarios de la despenalización del aborto es que, al no estar legalizado el aborto, la práctica del mismo -fuera de los círculos «seguros» constituido por los hospitales o los centros de salud- se realiza en condiciones «inseguras» que suelen aparejar riesgos a veces mortales para las mujeres que abortan. Esta burda afirmación constituye en realidad una mentira falaz en un doble aspecto: en primer lugar, disimula o ignora la naturaleza esencialmente asesina del acto de abortar voluntariamente (en tanto acto mediante el cual se mata a un ser humano), y en segundo lugar formula directamente una afirmación mendaz.
Respecto al primer aspecto, no nos vamos a referir mucho al mismo. Solamente recordaremos que la actitud de presentar como un problema médico-sanitario lo que en rigor de verdad es un acto criminal de raíz moral y política es la táctica aconsejada por John Davison Rockefeller III (hermano de David y Nelson, dedicado a estudiar la forma de detener el crecimiento poblacional mundial ya desde 1952) en el Informe presentado en 1972 al entonces presidente norteamericano Richard Nixon: este personaje decía que la prohibición del aborto obstaculizaba el ejercicio de la libertad individual de la mujer y violaba la justicia social (decía que la mujer pobre no podía matar en condiciones seguras a sus hijos no deseados, como si podía hacerlo la mujer pudiente o rica), proponía entonces que los hospitales y clínicas fueran el ámbito en el que se llevaran a cabo la eliminación de los bebés no queridos.
En esta línea de propuesta antinatalista, sostenía que el aborto «no debe ser considerado un sustituto para controlar los nacimientos, sino un elemento dentro de un sistema general de cuidado de la salud materna e infantil». Como se puede apreciar, para el gran magnate y plutócrata el aborto no es un crimen sino un derecho: es una decisión inmoral y criminal que Rockefeller justifica exclusivamente sobre la base de su riqueza: como alguien no quiere al hijo en camino, Rockefeller dice que tiene derecho a matarlo, para lo cual inventa e instituye la tesis que afirma que «sólo deben ser traídos al mundo los hijos deseados». El aborto debe dejar de ser considerado un crimen sólo porque lo dice Rockefeller. Nuestros progresistas antiimperialistas, ¿pueden sostener que el aborto no es un crimen? ¿ Saben que dicen lo mismo que Rockefeller dice desde hace 40 años?
Si el primer aspecto que hemos mencionado es en realidad un cruel y criminal encubrimiento ideológico de Rockefeller, mediante el cual ignora y disimula el carácter esencial y sustancialmente criminal del aborto, el segundo aspecto no es menos tramposo y falaz.
Los partidarios de la despenalización del aborto recurren, entre otras, a la máxima autoridad «sanitaria» mundial, la Organización Mundial de la Salud, de la cual toman el remanido argumento que, basado en el más puro espíritu rockefelleriano, postula la distinción entre los abortos «seguros» en hospitales y clínicas y los abortos «inseguros» en el hogar o en lugares clandestinos. Pero resulta ser que esta distinción es una falacia total, tal como lo afirmó la Dra. Gunta Lazdane en mayo de 2004, en el transcurso de un encuentro del Global Population Forum celebrado en la ciudad de New York y organizado por dos entidades pro-abortistas: el Population 2005 y el Population Institute. En su exposición, la conferencista de origen danés sostuvo que « más del 20% de las muertes maternas son causadas por el aborto. Esto sucede también en esas situaciones en las que el aborto es legal. En consecuencia, nos debemos preguntar si el "aborto seguro" lo es realmente». En primer lugar, la conferencista mencionada es una médica; en segundo lugar, y tan importante como su ciencia y su profesión, es el cargo o la función que ella desempeñaba en ese momento como Consejera Regional europea del Departamento de Investigación y de Salud reproductiva de la Organización Mundial de la Salud, lo cual significa que la suya no era una opinión cualquiera, sino la de alguien que hasta ese momento participaba en la «cocina» de la remanida y hastiante política de «salud reproductiva».
Podría ser que la OMS tenga razón y que la doctora en cuestión estuviera equivocada, pero llama la atención que una opinión como la suya haya sido «recompensada» con su defenestración.
Tenemos derecho a suponer esta «represalia», por cuanto la Organización Mundial de la Salud no es un organismo neutro de las Naciones Unidas, sino que a través de las políticas sanitarias que elabora y traza cumple una misión política primordial: si la mayoría de sus miembros son médicos, no por ello dejan de responder a directivas políticas precisas emanadas de funcionarios y jefes que tienen sus vínculos y subordinaciones con el poder privado plutocrático mundial.
Más pruebas al canto:a) entre los organismos que respaldan, aportan y «colaboran» con la OMS se encuentran las dos instituciones que más bregan en el mundo por controlar el crecimiento poblacional, sobre todo en los países «en desarrollo»: la International Planned Parenthood Federation (IPPF), (la institución abortiva más grande del mundo, con su matriz en Londres y con 52 federaciones asociadas a lo largo del mundo, dirigida desde 2002 por Steven Sinding, ex Banco Mundial y ex Rockefeller Foundation ) y el Population Council (de los Rockefeller ). En buen romance: si las dos instituciones abortivas más grandes del mundo financian a la OMS, quienes dictan la política de ésta última son aquéllas, ambas controladas y dirigidas por los Rockefeller. Para que no haya dudas respecto a la orientación pro-abortista del organismo, otras fundaciones que respaldan y aportan financieramente a la OMS son, por ejemplo, Bill and Melinda Gates Foundation y Dave and Lucille Packard Foundation, activas promotoras del control de la natalidad en América Latina.b) la responsable última de este Departamento de la OMS, custodio y garante de la política de salud sexual y reproductiva, es Jane Cottingham. ¿Quién es esta funcionaria? Es una de las fundadoras, en 1974, de ISIS-Women´s International Cross-Cultural Exchange (Isis-WICCE), en Ginebra (Suiza), un organismo que tiene como finalidad primordial «promover los derechos humanos de las mujeres». Desde 1991 trabaja en la OMS. La institución fundada por ella, la ISIS (nombre en honor de la diosa egipcia) es un organismo que recibe donaciones y subsidios, entre otros, de la tristemente célebre Fundación Ford (vinculada a la CIA y presidida desde 1996 por Susan V. Berresford, miembro de la corporación Rockefeller –ex Chase Manhattan- y de la Comisión Trilateral) y de la Fundación Heinrich Boll (de Alemania). Quiere decir entonces que la ¿Dra.? Jane Cottingham, responsable del área de Salud Reproductiva en la OMS, es apoyada y sostenida formal e indirectamente por el clan Rockefeller.
Para decirlo en pocas palabras: el clan Rockefeller no sólo controla la Organización Mundial de la Salud –a través de aportes del Population Council y de la IPPF-, sino que controla y dirige el Departamento de Investigación y Salud Reproductiva , a través de aportes del Population Council y del accionar de su Directora, vía Fundación Ford. En definitiva, a través de la OMS y sus dependencias, el clan Rockefeller promueve el colonialismo sanitario y el holocausto demográfico , ya que decir que anualmente se producen 50 millones de abortos en el mundo es afirmar que estamos en presencia de una cruel cacería de los seres humanos más inocentes y indefensos de todos, promovida y causada por el delirio y la irracionalidad voraz de la plutocracia internacional y de la oligarquía parasitaria financiera, verdaderos enemigos de la raza humana, de nuestros pueblos y de nuestras Patrias lamentablemente subdesarrolladas por culpa del Imperialismo.
¿Nuestros legisladores van a seguir estas directivas del proyecto antinatalista criminal de la familia Rockefeller? Pero este sometimiento al imperialismo internacional del dinero no ha sido casual: previamente muchos agentes que fingen entrenadamente de ser de avanzada son en realidad imperialistas que han sido entrenados (y entrenadas) para imponer esta política. Y es por eso que en todos estos nuestros oprimidos países del sur se comportan de idéntica manera, adoptan idéntico discurso, idénticas expresiones e idénticos giros, promoviendo en todos estos países oprimidos las mismas barbaridades; todo ello aprendido al pie de la letra en los norteños centros imperialistas del control poblacional.
¡Qué llamativo! Los únicos subsidios estatales para los pobres que John Davison Rockefeller III acepta son los destinados a la mutilación genital, a la provisión de insumos abortivos y a la realización de abortos a petición.Y a su vez, estos "proyectos de ley" marchan en la dirección indicada por los grandes oligarcas, lo cual nos hace pensar por qué hay legisladores que impulsan y aprueban estas leyes tan «rockefellerianas» al servicio del Nuevo Orden Mundial. . En este sentido, pareciera que gran parte de nuestros legisladores está queriéndonos hacer transitar a pasos agigantados hacia un nuevo sometimiento colonialista en beneficio de la oligarquía parasitaria mundial aprobando las "leyes" que este clan de los Rockefeller y el Consejo de las Américas pretende.
¿SE PUEDE HABLAR DE DERECHOS HUMANOS y, al mismo tiempo, mutilar a los pobres y asesinar a los niños inocentes en el vientre de sus madres?
¿Se puede ser libre y digno, tanto a nivel nacional como personal, siguiendo el ideario político de los rockefeller y ejecutando sus postulados antinatalistas? ¿se puede ser libre y al mismo tiempo colonia de los Rockefeller?
¿Se puede alcanzar la grandeza y la felicidad del pueblo instaurando como "política de Estado" el «HOLOCAUSTO DEMOGRÁFICO» de los Rockefeller, los Kissinger con su célebre informe, la Fundación Ford, la IPPF y la AID yanqui, que mandó sus agentes al Uruguay a enseñar a torturar (¿recuerda el señor senador a Dan Anthony Mitrione, agente de la AID)?
Se está gestando en nuestra Latinoamérica una ofensiva gorila del Nuevo Orden Mundial, subsidiada por la CIA, Rockefeller, y fundaciones imperialistas como las mencionadas. Pareciera que este Nuevo Orden Mundial ya hubiera comenzado a instaurar el ideario , para el cual los pobres deben ser eliminados de la faz de la tierra. Si esto es así, nos queda a los latinoamericanos, y en especial a sus legisladores, responder como corresponde, rechazando toda esta ofensiva genocida del Imperialismo.
Conclusión
Todo lo expuesto, que puede ser profundizado a través de las citas que hemos hecho en las notas respectivas, es una prueba contundente respecto al carácter imperialista que reviste el proyecto plutocrático y oligarca del poder privado mundial –paradigma del cual es el clan Rockefeller, de Ohio (Estados Unidos)-, con la pretensión de ejercer el control de la natalidad a nivel mundial a través de la despenalización del aborto, sobre la base de la doctrina de la salud reproductiva y de los derechos sexuales y reproductivos. Es indudable que la ideología del clan Rockefeller se ha convertido en el justificativo ideológico del imperialismo demográfico:
1. La dinastía Rockefeller, cara visible del poder privado mundial –el auténtico «amo» del mundo- y brazo ejecutor de las políticas trazadas y diseñadas por dicho poder, es el creador del dogma básico que fundamenta y justifica –hasta con la legalización del aborto- el control imperialista del crecimiento poblacional mundial y el consiguiente holocausto demográfico que actualmente asesina a 30 millones de nascituros por año.
2. La dinastía Rockefeller ha convertido su miedo corporativo privado –el control del crecimiento poblacional mundial- en problema de Estado a nivel planetario.
3. La dinastía Rockefeller ha diseñado y oficializado para los Estados Unidos el control de la natalidad.
4. A través de uno de sus empleados –Sir Henry Kissinger-, la dinastía Rockefeller ha diseñado y oficializado el control de la natalidad en todo el mundo, en el horizonte y marco estratégicos de proteger la seguridad nacional de Estados Unidos (país al que tiene sometido y dominado a su antojo).
5. La dinastía Rockefeller ha implementado a través de las Naciones Unidas y de su agencia dedicada al tema poblacional su proyecto de control de la natalidad a escala planetaria. Específicamente, ha logrado que las Naciones Unidas haya adoptado como política oficial que trata de imponer por encima de las soberanías nacionales su ideología antinatalista y sus proyectos antidemográficos, bajo los eufemismos de la salud reproductiva y de los derechos sexuales y reproductivos.
6. La dinastía Rockefeller ha establecido una alianza estratégica con las más importantes instituciones que promueven la política imperial de controlar el crecimiento poblacional mundial, situando en sus órganos de conducción a miembros de su corporación o del propio organismo que ha creado para ocuparse de los temas demográficos y poblacionales.
7. La dinastía Rockefeller ha asociado a los mencionados organismos e instituciones privadas a diversos gobiernos (el estadounidense, algunos europeos y algunos asiáticos), mediante el apoyo y el respaldo financieros, para llevar a cabo sus planes concretos de control de la natalidad. En particular, se ha asociado al Gobierno británico para financiar a nivel mundial la política del aborto legal y seguro.
Todo esto constituye el horizonte estratégico en el que se enmarcan las monocordes propuestas presentadas en nuestro país y en los países hermanos de la Patria Grande iberoamericana, al servicio de la multinacional de la muerte inspirada y conducida por la dinastía Rockefeller. En otras palabras: promover supuestos derechos reproductivos y la salud reproductiva es trabajar a favor del criminal proyecto antinatalista de la dinastía Rockefeller.
En última instancia, como ejemplar paradigma del poder imperialista angloamericano, la ofensiva antinatalista y abortista busca no sólo eliminar las generaciones futuras, sino colonizarnos en forma integral (política, económica, social, ideológica y culturalmente), prostituyendo nuestros valores culturales y nuestro sistema político, convirtiéndonos en asesinos de nuestros propios hijos y nietos, la única forma que les posibilitará consolidar in aeternum nuestro sometimiento colonial.
Frente a esta actualísima y renovada política colonialista británica y angloamericana que pretende recolonizar a nuestros pueblos de Iberoamérica, se impone la resistencia cultural y política, restaurando y recreando nuestra herencia y memoria históricas, para afirmar un profundo nacionalismo cultural y político y forjar con ello una auténtica cultura de la vida que nos permita ser libres y dignos frente a la soberbia arrogante de los personeros apátridas y criminales del Nuevo Orden Mundial.
Este momento histórico nos impone la disyuntiva: o libres y dignos hijos de la Patria y de su historia, o traidores al servicio del poder imperialista plutocrático angloamericano. Dos siglos atrás, nuestros antepasados nos mostraron y enseñaron que se debe resistir a los asesinos que nos invaden, por izquierda y por derecha. Toda forma de lucha y resistencia nos es válida, lo único que tenemos impedido hacer es vivir de rodillas por cobardía, frente a los enemigos de la raza humana que no sólo quieren saquear nuestras riquezas y nuestros recursos, sino también eliminar a nuestros descendientes, para robarnos nuestro futuro y nuestro destino.
Ellos tienen la riqueza y los medios, pero carecen del capital que nosotros poseemos: una Causa noble por la cual vivir y luchar, la Verdad que nos ilumina y sostiene y el Amor que nos impulsa a vivir al servicio de quienes nos rodean y de nuestra Patria para lograr así nuestro propia realización personal, ya que nadie se realiza ni tiene destino en una comunidad que no se realiza. Sabemos que no se vence con violencia, mucho menos a un enemigo tan poderoso como el que ha venido a esclavizarnos, sólo se lo vence con inteligencia y organización.
En esta lucha tan particular, madre de todas las batallas porque está en juego la vida de los más indefensos e inocentes de todos los seres humanos, no vence quien tiene más fuerza y más recursos, sino quien está dispuesto a vencer y tiene la perseverancia necesaria para alcanzar la victoria. Unidos, solidarios y organizados seremos invencibles y podremos resistir esta diabólica ofensiva contra los más pobres e indefensos de todos los seres humanos, si nos sostenemos en Aquél que vino para que tengamos vida, y la tengamos en abundancia. Pero como en todos los órdenes de la vida, también en este campo la resistencia y la victoria han de ser políticas, o no servirán de nada.
Llama poderosamente la atención que se reivindique en este momento la política antinatalista impuesta al mundo por el operador político y rostro visible de la oligarquía parasitaria mundial, Rockefeller, acompañada por uno de sus esbirros más crueles y sanguinarios, Kissinger. En este punto, usted, si es realmente progresista, debe estar de acuerdo conmigo: hay que eliminar la pobreza, no a los pobres; hay que aplicar la justicia, no llevar a cabo políticas contra los pobres tal como la ha proyectado la plutocracia financiera internacional, es decir, no eliminar la vida que no se desea aceptar ni reconocer (en este caso, los propios hijos) en forma clínicamente segura. Es decir, no matar a otro porque sencilla y mostruosamente no se quiere que viva, pero en forma pulcra y «limpia». Porque eso es nazismo puro, es irracionalidad plutocrática, no es progreso ni avance histórico alguno, sino un retroceso hacia una época jurásica.
José Artigas
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Notas
[1] Clarín, artículo de Hinde Pomeraniec, 7 de enero de 2005; La Nación, artículo de Elisabetta Piqué, corresponsal del diario en Italia, 13 de enero de 2005; La Nación, 15 y 16 de marzo de 2006, sobre el problema que afronta Alemania, al ser uno de los países del mundo con el índice más bajo de natalidad; Agencia Zenit, 26 de febrero de 2006, Código ZSI06022503. Según el periódico The Guardian, Rusia perderá más de 400 mil millones de dólares en los próximos 20 años si no logra resolver el problema del descenso poblacional, según un informe de un lobista, Delovaya Rosilla. Éste es el motivo que ha llevado al presidente Vladimir Putin a anunciar un plan para duplicar la población en 10 años, mediante una serie de medidas económicas y sociales ( Clarín, 15 de mayo de 2006, nota de Gustavo Sierra).
[2] Sebastián Campanario, en Clarín, «Suplemento Económico», 29 de enero de 2006.
[3] Statement on Population from World Leaders (1966).
[4] Center for Research on Population and Security, Population and the American Future, New York, 1972.
[5] Memorando 200/74. Implicancias del crecimiento poblacional mundial para la seguridad nacional de los Estados Unidos y sus intereses de ultramar. En el marco del compromiso de los líderes de los países desarrollados y en desarrollo, este Memorando recomienda la aplicación en Estados Unidos del Informe de la Comisión Rockefeller arriba citado. No hay que olvidar que este documento sigue vigente en la política oficial internacional de las administraciones norteamericanas, ya que no ha sido derogado.
[6] Op. cit., Resumen Ejecutivo, «Efectos políticos de los factores de población»: las consecuencias políticas de los factores de población, entre ellos el rápido crecimiento poblacional, «son dañinas para la estabilidad interna y las relaciones internacionales de países en cuyo progreso Estados Unidos está interesado, creando así problemas políticos e incluso de seguridad nacional para Estados Unidos».
[7] Resumen Ejecutivo, «Recomendaciones de Política». Los países en cuestión son: India, Bangladesh, Paquistán, Nigeria, México, Indonesia, Brasil, Filipinas, Tailandia, Egipto, Turquía, Etiopía y Colombia. Vale la pena destacar que el Consejo de Población [Population Council] (creado por John Davison Rockefeller III en 1952 para ocuparse del tema poblacional), posee oficinas y delegaciones en casi todos estos países mencionados en el Memorando de Kissinger, lo cual prueba la vinculación -histórica y geopolítica- estrecha y profunda entre los problemas y necesidades del poder plutocrático privado y los gobiernos de Estados Unidos.
[8] Ibidem.
[9] Decisión de Seguridad Nacional 314/75, del 26 de noviembre de 1975.
[10] Los detalles de esta iniciativa inconclusa se encuentran en la obra de Stephen Mumford, The Life and Death of NSSM 200: How the Destruction of Political Will Doomed a U.S. Population Policy [Vida y muerte del Memorando Secreto de Seguridad Nacional 200: Cómo la destrucción de la voluntad política condenó a la muerte a una política poblacional americana]. Se puede consultar y obtener este texto en Internet, en http://www.population-security.org/index.html .
[11] Ibidem [subrayado nuestro].
[12] Op. cit.
[13] Ibidem.
[14] Ibidem.
[15] ONU-Agency for International Development (AID), World Population Plan of Action [Plan de Acción para la Población mundial], Bucarest, 1974.
[16] Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, Parte Uno, «Preámbulo», 1.3; 1.8. Esta disminución fue presentada como un logro, simplemente porque así lo había instituido y postulado John Davison Rockefeller III en 1972.
[17] Ibidem, 1.5: «en cuestiones poblaciones se le dio explícitamente a la Conferencia de 1994 un mandato más amplio que el otorgado a conferencias anteriores sobre población, reflejando la conciencia creciente que población, pobreza, modelos de producción y consumo y el medio ambiente están tan íntimamente conectados, de tal forma que ninguno de ellos puede ser considerado en forma aislada».
[18] Cf. http://espanol.iwhc.org/quienessomos/personal/germain.cfm.
[19] UNFPA, State of World Population 2005. The Promise of Equality: Gender Equality, Reproductive Health and the Millennium Development Goals [Estado de la Población Mundial 2005. La Promesa de Igualdad: Igualdad de género, Salud reproductiva y las Metas del Milenio para el Desarrollo]. Cf. en particular el Capítulo 4: «Reproductive Health. A Measure of Equity» [Salud Reproductiva. Una Medida para la Equidad]
[20] WHO – Reproductive Health and Research, Implementing the Global Reproductive Health Strategy (Policybrief3), 2006.
[21] http://www.who.int/reproductive-health/our_partners.en.html.
[22] Cf. The Inter-Agency Group, Safe Motherhood, 2002. Para estos grupos e instituciones, maternidad segura significa eugenesia y aborto seguro, en caso de complicaciones en la maternidad.
[23] United Nations Association of the United States of America (UNAUSA), World Population: A challenge to the United Nations and its system agencies, New York, UNAUSA, 1969, resultado de unas jornadas sobre políticas nacionales.
[24] James Petras, «Fundación Ford y la CIA: un caso documentado de colaboración pública con la política secreta». Publicado en inglés en www.rebelion.org/petras/english/ford010102.htm el 15 de diciembre de 2001. Cf. Paul Labarique, «Por qué la Fundación Ford subvenciona a la oposición?», en www.voltairenet.org/article123698.html#article123698. Estos informes permiten muestran que una Fundación privada, dirigida por el clan Rockefeller y auspiciada por la CIA, financia con millones de dólares a diversas organizaciones pseudo no-gubernamental, en Estados Unidos, en Europa y en América latina, dirigidas muchas veces por notorios y confesos terroristas «revolucionarios», con lo cual sacan a luz la verdadera naturaleza del progreso revolucionario que éstos últimos han promovido, antes como izquierdistas y ahora como socialdemócratas.
[25] El Council on Foreign Relations (CFR) [Consejo para las Relaciones Internacionales] es una institución privada, fundada en 1929 en New York y financiada por las grandes corporaciones estadounidenses, como réplica del Royal Institute of Foreign Affaire (RIIA) [Instituto Real de Asuntos Internacionales], fundado a su vez en 1919 en Londres por un grupo semi-secreto británico, con la finalidad de expandir y difundir la cultura británica en el mundo y configurar con el tiempo un único gobierno mundial, bajo poder británico. El CFR elabora propuestas y programas de gobierno que después se encarga de implementar a través del Departamento de Estado norteamericano, al que controla desde 1940.
[26] En la página oficial del organismo en Internet: (en www.crlp.org/esp_about.html).
[27] En www.crlp.org/esp_about.html. Sheldon Segal supervisó en 1956 la fundación de un laboratorio para investigaciones biomédicas en el Rockefeller Institute (posteriormente será la Rockefeller University).
[28] Cf. en http://espanol.iwhc.org/quienessomos/personal/germain.cfm
[29] IPPF/Western Hemisphere Region, «The First Forty Years», en Forum 10 (junio de 1994), pp. 36-41.
[30] Para más detalles esta organización, cf. Jorge Scala, IPPF. La multinacional de la muerte, Rosario, JC Ediciones, 1995, Capítulo 2. También en Vida Humana Internacional, Informe sobre la IPPF, en www.vidahumana.org/vidafam/ippf/informe.html.
[31] Más detalles se pueden encontrar en www.vidahumana.org/vidafam/ippf/filiales.html
[32] The Rockefeller Commission Report, op. cit., Capítulo 11.
[33] Vida Humana Internacional, op. cit.
[34] Este programa busca atenuar o mitigar los efectos de la decisión adoptada en el 2001 por el presidente George Bush, mediante la Global Gag Rule [Ley de Obstrucción Global], de recortar los fondos gubernamentales a todas las ONGs que explícitamente trabajan a favor del aborto.
[36] Esta entrevista fue publicada por el Semanario Brecha (Montevideo, Uruguay), el 24 de marzo de 2006, y reproducida luego por Agenda Radical, Boletín Informativo Nº 198, el 27 de marzo de 2006 (la entrevistada es además miembro de Interamerican Dialogue, otro organismo creado y controlado por David Rockefeller).
Fuente: Argen Tuk

1 comentario:

Santiago Chiva, Granada dijo...

En la cuestión del aborto, incluso bastantes personas que defienden la posibilidad de abortar legalmente, dicen que no son pro-abortistas sino contrarios a castigar a la mujer que está en esa situación difícil. En Alemania ha ocurrido algo curioso. Algo que refleja que el aborto legal afecta negativamente a un país. Y también que se puede promover una cultura de la vida por parte de los ciudadanos. Allí ha habido, desde la liberalización del aborto, cuatro millones de abortos, según datos. Por ese motivo, entre otros, los niños se ven como un efecto no deseado del sexo. Muchas personas pensaban que era necesario promover una mayor aceptación social de los niños en una sociedad envejecida. Y la sociedad civil actuó, sin esperar a medidas del Estado para el fomento de la natalidad. Se unieron diversas empresas y curiosamente, después de la campaña, la natalidad ha crecido en Alemania. El vídeo es emocionante. Míralo aquí:
http://es.youtube.com/watch?v=Rv-C0TxfGHk
Santiago Chiva (Granada, España)