domingo, 18 de diciembre de 2011

A JUICIO DE HOMBRES PROBOS

A juicio de hombres probos” se decía en otros tiempos.
Por ejemplo, la compensación del vencedor de una guerra se hacía hasta el límite que pareciera razonable “a juicio de hombres probos”.
El moderno no puede creer que haya hombres de este talante. Hombres que en un momento digan: “Ya, suficiente. No podemos exigir más del enemigo vencido, porque la justicia está satisfecha”.
No lo puede creer y la historia moderna abona su escepticismo. Pero la historia anterior nos muestra ejemplos de varones que encarnaron esta escasa virtud.
¿Será que ya no hay más “hombres probos”, capaces de respetar al vencido, al débil, aún en una guerra justa, y no tomar de él más de lo que la reparación justifica? Hombres capaces de decir lo que deben aún a costa de su propio bien.
¿Qué extraña confianza hacía que en los tiempos cristianos se dejasen, inclusive en los tratados de moral, estas cuestiones libradas “al juicio de hombres probos”?
Probablemente la familiaridad con la especie, siempre rara pero hoy ausente de la vida pública, y de la vida en general de lo que podemos llamar propiamente “hombres probos”.
La confianza -hoy demasiado incierta como para recurrir a ella- de que en todas partes habría al menos un “hombre probo” dispuesto a hacer valer la verdad y ser la voz de la justicia. Y el respetuoso acatamiento de la sociedad en general a quien diera la talla.
Hombres probos se necesitan… desesperadamente
http://panoramacatolico.info/articulo/a-juicio-de-hombres-probos

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