jueves, 3 de enero de 2013

FALACIAS DEL ABORTISMO

Existen dos argumentos muy utilizados por quienes persiguen la despenalización del aborto. Uno de ellos consiste en resaltar el número de abortos practicados en el país para concluir que resulta necesaria su legalización; y el otro hace hincapié en los índices de mortalidad materna a causa de los llamados abortos inseguros, concluyendo que se evitarían muchas muertes si se legalizara la práctica.



Se analizarán a continuación dichas afirmaciones para determinar su verdadera fuerza argumentativa.
  • 1. Índice de abortos practicados por año en la Argentina.
  • 1.1 Método basado en egresos hospitalarios
  • 1.2 Método residual
  • 1.3 Conclusión
  • 2. Índices de mortalidad materna a causa de los llamados abortos inseguros.
1. Índice de abortos practicados por año en la Argentina.
Más allá de la falacia que implica concluir que resulta necesario legalizar una conducta delictiva por su simple repetición, cabe asimismo poner de manifiesto la falta de sustento científico de que adolecen las estadísticas que reflejan la cantidad de abortos practicados por año en la Argentina.
La Guía Técnica para la Atención Integral de los Abortos No Punibles publicada por el Ministerio de Salud de la Nación expresa que "por tratarse de una práctica clandestina no se dispone de datos precisos sobre el número de abortos inducidos que se producen en el país. Las estimaciones recientes indican que ocurren 460.000 abortos inducidos por año."
La única información disponible es el número de hospitalizaciones por complicaciones de aborto en los establecimientos públicos del país -en la que no se distingue entre abortos espontáneos y provocados- y representa sólo una fracción del total de los abortos que ocurren anualmente".93
La nota II a la cual remite la Guía aclara que el valor de abortos inducidos resulta de la utilización de dos métodos: el método de los egresos hospitalarios por complicaciones de aborto y el método residual.94 Conviene entonces realizar algunas consideraciones acerca de los métodos mencionados.
 
1.1 Método basado en egresos hospitalarios
Este método arriba al número total de abortos tras multiplicar el número de egresos hospitalarios (conforme estadísticas del Ministerio de Salud) por un coeficiente multiplicador que pretende corregir el resultado final atento que, se supone, no todos los abortos inducidos requirieron hospitalización.
El coeficiente multiplicador se elabora a partir de una encuesta de opinión a "informantes clave" tales como proveedores de servicios de salud reproductiva, y demás profesionales de la salud que permita dar cuenta de la práctica del aborto inducido y no registrado en las estadísticas hospitalarias. La encuesta indaga sobre el tipo de proveedores habituales de aborto, técnicas utilizadas, probabilidad de complicaciones y de que las mujeres que las sufrieron sean hospitalizadas.95
Se observa claramente la fragilidad de las estadísticas resultantes de la aplicación de este método, dado el carácter "subjetivo" del multiplicador utilizado.96 Esta subjetividad es reconocida por las mismas investigadoras quienes manifiestan que "el cálculo del multiplicador se basará, por tanto, en los conocimientos y percepciones que los encuestados han adquirido en la experiencia directa de trabajo".97
El único dato oficial y objetivo es el referido a la cantidad de egresos hospitalarios, el multiplicador en cambio se ha construido a partir de entrevistas personales, de datos subjetivos, todo lo cual quita validez científica al pretendido número final de abortos.98
1.2 Método residual
Este método calcula índices para los principales determinantes próximos de la fecundidad midiendo el efecto que cada uno de ellos tiene sobre la fertilidad potencial, sobre la base de una tasa global de fecundidad observada en un momento histórico y para una sociedad determinada.99
Los índices tenidos en cuenta como determinantes de la fertilidad potencial son: el matrimonio, el uso de anticonceptivos, el aborto inducido, y la infertilidad post-parto. Es decir, se calcula cuántos hijos podría tener una mujer fértil a lo largo de su vida y se aplican reducciones a esa tasa global de fecundidad para los casos en que no se tiene relaciones sexuales, se aborta, se utiliza la anticoncepción, o se es estéril luego del parto.
Despejando las variables se concluye que el índice de aborto inducido resulta de la tasa global de fecundidad, dividida por los otros factores. A partir del índice de aborto como residuo se obtiene una tasa global de aborto que corresponde al promedio de abortos que tendría una mujer al término de su vida fértil.
La utilización de este método tampoco es certera en cuanto a sus resultados. Las mismas autoras reconocen que el promedio utilizado para la tasa de fertilidad potencial influye en el resultado del cálculo del coeficiente de aborto como residuo. Se trata entonces de una mera aproximación.100 Finalmente concluyen que "las estimaciones del número de abortos obtenidas mediante el método residual podrían estar sobreestimadas".101
1.3 Conclusión
Así, puede sostenerse que las estadísticas sobre aborto reflejadas a partir de la utilización de estos métodos son, "cuanto menos, cuestionables en su razonabilidad y por tanto no pueden ser utilizadas por el Congreso de la Nación para tomar medidas legislativas en una materia tan delicada",102 ni mucho menos pueden avalar una pretendida legalización de la práctica.
2. Índices de mortalidad materna a causa de los llamados abortos inseguros.
Otro de los argumentos esgrimidos por quienes buscan la despenalización del aborto consiste en sostener que la ilegalidad del mismo conduce a una práctica insegura, aumentado de este modo los índices de mortalidad materna. Concluyen que el "aborto inseguro" es uno de los factores más importantes de defunciones maternas, agregando que su legalización garantizaría la práctica en óptimas condiciones médicas y sanitarias.
Lo cierto es que los datos desmienten esta afirmación. El Ministerio de Salud de la Nación publicó la siguiente estadística:
Fuente: Ministerio de Salud de la Nación. Dirección de Estadísticas e Información de Salud (DEIS).
Conforme surge del cuadro se observa que en el año 2006 el total de defunciones maternas fue de 333 siendo 93 a causa de aborto, y el total de defunciones en el año 2007 fue de 306 siendo 74 las muertes a consecuencia de aborto. Para lograr una mayor comprensión de la incidencia real del factor aborto como causa de defunciones maternas es importante tener presente que el total de defunciones de mujeres durante el 2007 fue de 149.698 y el mayor número de muertes se produjo por enfermedades del sistema circulatorio (47.879), tumores (27.818) y enfermedades del sistema respiratorio (24.253).103 Ello pone en evidencia que el aborto está lejos de constituir la causa principal de fallecimientos.
Lo manifestado no implica desconocer el deber del Estado de reducir la tasa de mortalidad materna -ya que cada una de las vidas que se pierde constituye un daño irreparable- empero, es importante analizar correctamente los datos que proporciona la misma realidad, para arribar a las soluciones que realmente permitan este objetivo.
En efecto, son los datos objetivos los que ponen de manifiesto que la legalización del aborto no resulta una solución apropiada. En primer lugar, porque el aborto implica en sí mismo un riesgo para la madre, es decir, no existen abortos "seguros".104 Y en segundo lugar, porque ha sido reconocido por la misma Organización Mundial de la Salud que "la estructura del hospital es la más importante variable para determinar el riesgo de muerte materna. La disponibilidad de cuidados obstétricos esenciales, emergencias activas y especialistas juegan un rol importante en prevenir estas muertes".
Se desprende de todo lo expuesto que la solución, lejos de encontrarse en la legalización del aborto, viene de la mano de una mejora de los servicios médicos y de sus condiciones sanitarias y de una mayor y mejor atención, tanto de la mujer embarazada como de la persona por nacer.
Recae por tanto sobre el Estado, la obligación de proveer servicios adecuados de salud materna, y la obligación de garantizar el acceso efectivo a dichos servicios a todas las mujeres, en igualdad de condiciones y sin discriminación alguna.
 

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