domingo, 31 de agosto de 2014

LO QUE OCURRE EN IRAK CONTADO POR UNA RELIGIOSA

Últimas noticias de las Hermanas Dominicas en Irak.
 
Hola a todos:
Continuamos compartiendo nuestra lucha diaria con ustedes con la esperanza de que nuestro grito pueda ser escuchado en todo el mundo. Somos como el hombre ciego de Jericó (Mc 10, 46-52), el cual no tenía más que su voz para implorar misericordia a Jesús. Aunque algunas personas lo ignorasen otras lo escucharon y lo ayudaron. ¡Nosotras contamos con personas que nos escuchen!
Estamos comenzando la tercera semana de desplazamientos. Las cosas se mueven muy lentamente en cuanto a lo que se refiere a proporcionar refugio, alimentos y necesidades básicas para las personas. Todavía hay gente que vive en las calles. Todavía no hay campamentos organizados fuera de las escuelas que se utilizan como centros de refugiados. Un edificio de tres plantas aún sin acabar también ha sido utilizado como refugio. Para salvaguardar su privacidad en este edificio inacabado las familias han dividido los espacios en habitaciones utilizando láminas de plástico. Estos lugares parecen establos. Todos nos hacemos la misma pregunta: ¿hay algún tipo de final a la vista? Apreciamos todos los esfuerzos que se han hecho para proporcionar ayuda a las personas desplazadas; sin embargo, han de tener en cuenta que el suministro de alimentos no es la única necesidad esencial que se requiere. Nuestro caso es mucho más grande. Estamos hablando de dos minorías (cristianos y mazdeístas) que han perdido sus tierras, sus hogares, sus pertenencias, su trabajo, su dinero, algunos se han visto separados de sus familias y sus seres queridos y todos están perseguidos a causa de su religión.
Los líderes de nuestra Iglesia están actuando lo mejor que pueden para resolver el problema. Se han reunido con los dirigentes políticos y con los presidentes de Irak y Kurdistán; pero las iniciativas y acciones llevadas a cabo son lentas y modestas. En realidad todas las reuniones políticas han concluido en nada. Hasta ahora no se ha llegado a ninguna solución con respecto a la situación de las minorías desplazadas. Por esta razón la confianza en los líderes políticos se ha perdido completamente. La gente ya no puede aguantar más. Es demasiado pesada la carga. Ayer un joven expresó que prefería morir a vivir sin dignidad. Las personas sienten que han sido despojadas de toda dignidad. Estamos siendo perseguidos a causa de nuestra religión. Ninguno de nosotros podía haber pensado que íbamos a vivir en campos de refugiados a causa de nuestra religión.
Es difícil creer que esto pueda suceder en el siglo XXI. Nos preguntamos qué es lo que está sucediendo exactamente: ¿es otro plan o acuerdo para dividir Irak? Si eso es cierto, ¿por quién y por qué? ¿por qué los problemas que hubo en 1916 para dividir Oriente Medio se están repitiendo ahora? En esos momentos se trataba de una cuestión política y personas inocentes pagaron por ello. Es evidente que ahora hay gente astuta y culpable de la división de Irak. En 1916 perdimos a seis hermanas, muchos cristianos murieron y muchos fueron dispersados: ¿es circunstancial la situación de división que ahora afrontamos o es deliberada?
Sin embargo, la lucha no sólo se lleva a cabo en los campos de refugiados. Lo que ha ocurrido en los pueblos cristianos que han sido evacuados es incluso peor. El Estado Islámico forzó  a los cristianos a abandonar sus casas antes de la noche del 6 de agosto. Ayer setenta y dos personas fueron expulsadas de Karakosh.
Sin embargo, no todos llegaron. Los que llegaron ayer por la noche se encontraban en unas condiciones miserables. Tuvieron que cruzar el rio Al-Khavi (un afluente del Gran Zab) a nado porque el puente había sido destruido. Todavía quedan algunos a la otra orilla del río. No sabemos cuando van a llegar a Erbil. Ello depende de la situación y negociaciones entre el Pershmerga y el Estado Islámico. Un grupo de personas fueron a buscar a los ancianos y a los que no podían caminar. Una de nuestras hermanas fue para traer a sus padres y le contaron lo sucedido. Otra mujer nos relató que la habían separado de su marido y sus hijos y que no sabía nada de ellos, probablemente son algunos de los que quedan a la otra orilla; o también pueden estar entre los rehenes capturados por el Estado Islámico. Una hija de tres años fue arrebatada de las rodillas de su madre y tampoco se sabe nada de ella. No sabemos por qué el Estado Islámico está enviando gente a Karakosh, pero hemos estado oyendo de boca de aquellos que han ido llegando que el Estado Islámico está introduciendo barriles de contenido desconocido en la ciudad.
Además conocemos el caso de cuatro familias Cristianas que están atrapadas en Sinjar desde hace tres semanas. Probablemente se estén quedando sin comida y sin agua. Si no reciben ayuda pronto morirán allí. Actualmente no tenemos contacto con ellos y no hay forma de negociar con el Estado Islámico.
Por lo que concierne a nuestra comunidad sabemos que nuestro convento de Tel Kaif está siendo utilizado como sede del Estado Islámico. También sabemos que han ocupado nuestro convento de Karakosh. Los que han llegado recientemente nos han dicho que las santas imágenes, los iconos y todas las estatuas están siendo destruidas. Las cruces han sido derribadas de los tejados de las iglesias y han sido reemplazadas por las banderas del Estado Islámico. Esto no sólo ha sucedido en Karakosh y Tel Kaif. En Baqofa una de nuestras hermanas habían escuchado que la situación estaba calmada. Volvió con un pequeño grupo de personas a buscar su medicina. Cuando llegaron encontraron el convento registrado y todo tirado por las habitaciones. En el momento en que entraron al convento tres bombas impactaron contra la ciudad. Salieron inmediatamente.
Aparte de lo que está sucediendo con los cristianos sabemos que ayer, viernes día 22, un fanático suicida Chiíta y hombres armados atacaron la mezquita Suní de Abu Musab situada en un pueblo bajo el control del gobierno de Irak en la provincia de Diyala, dejando sesenta y ocho muertos. Es desgarrador oír hablar de gente que muere asesinada mientras reza. Por lo que respecta a los medios de comunicación, podemos afirmar que está masacre eclipsó lo que está pasando con los cristianos en la llanura de Nínive. Tenemos miedo de que nuestra lucha se convierta en una cuestión privada y escondida y que no vaya a tener impacto en el mundo nunca más.
Por último, tenemos que decir que la gente está perdiendo la paciencia. Han perdido todo lo que tenían en sus lugares de origen: iglesias, campanas de las iglesias, barrios y vecinos. Es desgarrador para ellos escuchar que sus hogares han sido saqueados. Aunque amán sus lugares de origen la mayoría de ellos están pensando en abandonar el país para poder vivir con dignidad y encontrar un futuro para sus hijos. Es difícil tener esperanza en Irak o confiar en los líderes políticos.
Por favor, manténganos presentes en sus oraciones.
Hermana María Hanna OP.
Hermanas Dominicas de Santa Catalina de Siena-Irak
P.S. Por favor, comparta esta carta con otras personas. Deje que el mundo escuche el clamor de los pobres y de los inocentes.

(24 de agosto de 2014)
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LOS ASESINOS DEL KALIFATO

Teherán, SANA
El ministro de Defensa iraní, el general Hossein Dahqan señaló que la organización terrorista del “Estado Islámico de Irak y el Levante” respaldada por países regionales y occidentales, fue creada para defender los intereses del ente sionista y el sistema de la hegemonía mundial.
En una rueda de prensa sostenida con motivo del Día de las Industria de Defensa iraní, Dahqan denunció los inhumanos e inimaginables crímenes perpetrados por los terroristas de esta organización contra los pueblos de Siria e Iraq.
Asimismo hizo hincapié en que EEUU y Francia deben reconsiderar sus políticas y “arrepentirse” por haber respaldado a las organizaciones terroristas en la región, destacando la necesidad de una movilización internacional ante las mismas.

jueves, 28 de agosto de 2014

EL NACIONALISMO EN AUGE (1930-1945)

En la Argentina de los años treinta militantes nacionalistas y obreros católicos salieron a las calles a combatir a las ideologías de izquierda. En Buenos Aires esto implicó la disputa por el espacio público con enfrentamientos violentos en distintos puntos de la ciudad. En este artículo nos concentramos en el análisis de las manifestaciones nacionalistas y católicas del 1º de mayo. La importancia de las mismas radica en que fueron una estrategia para acercar a los sectores populares a las filas nacionalistas y católicas. Pero estos grupos no se limitaron a movilizar a los sectores populares con consignas anticomunistas sino que la ocupación del espacio público fue acompañada de la voluntad de “inventar una tradición” capaz de otorgar un significado nuevo a los acontecimientos de la historia nacional y de la historia obrera.

En los años que transcurrieron entre 1930 y 1945 se produjeron en la ciudad de Buenos Aires numerosas manifestaciones organizadas por distintas fuerzas políticas y sociales. Un gran porcentaje de estas manifestaciones fueron multitudinarias, convocaron a miles de personas y fueron el escenario de diversas prácticas violentas que reflejaban las luchas mantenidas en el orden de lo ideológico. La ocupación del espacio público en sí mismo fue objeto de disputa entre los distintos grupos políticos en la medida en que reclamaban su derecho a usar tal o cual lugar físico de la ciudad. Así, podemos coincidir con Anahí Ballent cuando afirma que las manifestaciones y las protestas de masas en la calle implicaban la toma simbólica de la ciudad.

La disputa por la ocupación del espacio público y la violencia desplegada en las calles forzaron la intervención del estado en esta materia. Bajo la presidencia de Agustín P. Justo, por ejemplo, se promulgó un edicto policial con el objetivo de reglamentar su uso en el ámbito porteño. Según se ha señalado, la sanción del edicto en 1932 buscaba “rectificar las prácticas” a través de la autorización de reuniones en lugares cerrados y la seudo-prohibición de las movilizaciones callejeras. Esto significaba que toda manifestación debía ser previamente autorizada por el Jefe de la Policía de la Capital, quien dictaminaba los permisos, establecía los recorridos y los lugares para las concentraciones multitudinarias.

Sin lugar a dudas, las manifestaciones podían transformarse rápidamente en un espacio de conflicto a cielo abierto. En este artículo analizaremos algunas movilizaciones organizadas por el movimiento nacionalista y por los Círculos de Obreros Católicos durante la década del treinta, en particular aquellas que se realizaron el Día del Trabajador en la ciudad de Buenos Aires. A través de las crónicas periodísticas, de las órdenes del día de la policía de la Capital y de los relatos de los propios actores nos proponemos caracterizarlas, en un contexto de alta conflictividad social y política tanto a nivel local como a nivel internacional.

Estas manifestaciones católicas y nacionalistas para el primero de mayo dan cuenta del interés de ambos actores de acercar a los sectores populares a sus filas. En el caso de los católicos se inscriben en el objetivo más general de “recristianizar” a las masas, mientras que los nacionalistas pretendían conformar un movimiento que incorporara a todos los sectores de la sociedad, es decir que representara a la nación en su conjunto; de esta manera sería posible, según su propia evaluación, volver al poder con un proyecto integral y sostenerlo durante décadas, tal como lo proyectaban en sus programas económicos. Tanto unos como otros se oponían abiertamente a las ideas de la izquierda; definieron al comunismo como uno de sus enemigos más peligrosos especialmente a partir de segunda mitad de los años treinta. El feroz anticomunismo que expresaban en sus discursos estaba relacionado con el crecimiento de los sindicatos de esa orientación política, que habían incrementado sus adherentes, sobre todo entre las trabajadoras.

Pero no se limitaron a movilizar a los sectores populares con consignas anticomunistas sino que la ocupación del espacio público fue acompañada de la voluntad de “inventar una tradición”6 capaz de otorgar un significado nuevo a los acontecimientos de la historia nacional y de la historia obrera. Es más, creemos que tanto el nacionalismo como el catolicismo integrista no sólo “reaccionaron” contra el crecimiento del comunismo entre los trabajadores sino que también intentaron convertirse en movimientos de masas, reconocieron la legitimidad de las demandas de los sectores populares, utilizaron con este objetivo los medios masivos de difusión y movilizaron a sus adherentes en las calles.

El nacionalismo en las calles

Después del golpe de estado de 1930 encabezado por José Félix Uriburu surgieron diversas agrupaciones nacionalistas, algunas de las cuales tuvieron una actuación muy importante en toda la década. En la primera mitad de los años treinta se destacaron la Legión Cívica Argentina (LCA), Acción Nacionalista Argentina –Afirmación de una Nueva Argentina (ANA-ADUNA)- y el grupo Restauración, que vinieron a sumarse a otras que se habían formado previamente, como la Liga Patriótica Argentina (1919), la Liga Republicana (1929) y la Legión de Mayo (1930). Su surgimiento marcó la transformación del nacionalismo argentino que, tal como señaló Navarro Gerassi, devino “de un pequeño grupo de intelectuales convertidos en conspiradores en un movimiento militante de protesta.” En efecto, en los años veinte su actividad había estado vinculada principalmente a proyectos editoriales tales como La Nueva República y la revista Criterio, donde participaban católicos y nacionalistas. En la década siguiente el nacionalismo de derecha transformó su base social al fundar agrupaciones en las cuales participaron militantes provenientes de distintos sectores de la sociedad.

En la segunda mitad de los años treinta surgieron organizaciones obreras y entidades sindicales nacionalistas que tenían como objetivo reunir a trabajadores de los sectores medios y bajos propensos –según su perspectiva- a adherir a las ideologías de izquierda. Promovieron la movilización de los militantes con el objetivo de construir una identidad alternativa, antiliberal, patriótica y antiizquierdista.

Algunas de ellas alcanzaron un desarrollo considerable mientras que otras apenas funcionaron durante un corto tiempo. Las que tuvieron una actuación destacada fueron la Federación Obrera Nacionalista Argentina (creada en 1932), la Agrupación Obrera Adunista, la Unión Sindicalista Argentina y la más conocida Alianza de la Juventud Nacionalista (todas fundadas en 1937).

A pesar de las insuperables diferencias que mantuvieron estos grupos como parte de un movimiento heterogéneo que nunca logró su unificación, existieron importantes coincidencias entre ellos. Algunas de las más destacables son la oposición a las ideologías de izquierda y al liberalismo, la defensa del corporativismo y la promoción del sistema que denominaban “democracia funcional”. La inmensa mayoría de los militantes nacionalistas se identificaron como católicos, expresaron posturas antisemitas de manera frontal y agredieron de forma verbal y física a los miembros de la comunidad judía. Asimismo, tenían la convicción de que las mujeres debían permanecer en sus hogares para cumplir con su misión “natural”, que consistía básicamente en la reproducción biológica y en la transmisión de los principios nacionalistas a su familia. La mayoría de estos grupos, si no practicaron directamente la violencia en las calles –que era lo habitual- adhirieron sin embargo a una concepción política que incluía una consideración positiva tanto de la violencia como del autoritarismo.

Los nacionalistas ocuparon Buenos Aires en distintas fechas representativas. En los actos conmemorativos del movimiento -los aniversarios del golpe de estado del 6 de setiembre de 1930 y el de la muerte de José Félix Uriburu, acaecida el 29 de abril de 1932- aprovechaban para reforzar los lazos entre los “compañeros de ruta”. En estas ocasiones, tal como ya lo hemos señalado en otro lugar, no tuvieron la necesidad de disputar espacios urbanos con otros grupos políticos.12 Muy distinto fue el caso de las manifestaciones nacionalistas realizadas los 1º de mayo, que persiguieron el objetivo de disputarle a los grupos de izquierda la representación de los trabajadores. En aquellas que organizaba la Alianza de la Juventud Nacionalista y en las cuales participaban distintos grupos nacionalistas los manifestantes recorrieron lugares de la ciudad que usualmente eran transitados por sus oponentes políticos en esta misma fecha.

Asimismo, los nacionalistas también realizaron concentraciones con el objetivo específico de reclamar medidas anticomunistas. Una movilización especialmente importante fue la realizada el 20 de agosto de 1932. Ese día la Comisión Popular Argentina contra el Comunismo (C-PACC), organización liderada por Carlos Silveyra, realizó un acto público en la Plaza Congreso para elevar al Poder Ejecutivo un petitorio para que exterminara todo tipo de expresión comunista en el país. La difusión y las actividades organizativas previas a dicha concentración requirieron la participación activa de los militantes nacionalistas, que recorrieron el radio céntrico de la ciudad solicitando a los comerciantes de la zona cerrar sus negocios y concurrir a la plaza junto a sus empleados y obreros. Al mismo tiempo, un aeroplano sobrevoló los pueblos cercanos dejando caer 200.000 volantes que invitaban a asistir a la concentración mientras por las calles de Buenos Aires transitaban automóviles con pancartas publicitarias.

Los oradores del acto reclamaron al presidente Agustín P. Justo la aplicación de medidas anticomunistas, porque de lo contrario se produciría “un estado de efervescencia que obligará a los patriotas a salir a las calles para lograrla por sus cabales.”

En las fotografías del acto, publicadas en distintos periódicos, se advierten policías uniformados participando del mitin.16 Mientras que el periódico nacionalista Crisol estimó que el público osciló entre 12 y 15 mil personas, el diario socialista La Vanguardia aseguró que la asistencia no superaba las 3 mil, todos “reaccionarios” provenientes de la ciudad de Buenos Aires y de sus alrededores, entre los cuales predominaban los militantes de los círculos obreros y los jovenzuelos nacionalistas “que asistieron con sus padres”.

Si bien las manifestaciones nacionalistas de los años treinta incluyeron en su totalidad consignas anticomunistas, los dirigentes aliancistas -como puede verse en el discurso de Mario Rosso- advirtieron que conflicto social no podría ser desactivado únicamente con medidas represivas:

"Combatir al comunismo sin justicia social y sin proteger al trabajo, es aumentar las esperanzas de los que usufructúan la situación de este nefasto régimen liberal, para sumir más en la miseria a la clase trabajadora argentina, facilitando así el camino a las maniobras obscuras de los miserables a sueldo de Moscú. La inicua explotación del obrero argentino, de todos los obreros argentinos tendrá en nosotros ahora y siempre el triste concepto de una traición a la patria".

Las movilizaciones nacionalistas más numerosas fueron las del Día del Trabajador, que intentaron desplazar a la izquierda en una fecha históricamente asociada al calendario obrero internacional.19 Las primeras concentraciones en espacios abiertos se realizaron en la plaza Alsina, localidad de Avellaneda, donde a partir de 1935 se reunieron las entidades obreras nacionalistas de Buenos Aires. Las crónicas de los periódicos de esa tendencia exageraban la repercusión de los actos diciendo que “millares de obreros auténticos” desbordaban la plaza para conmemorar el Día del Trabajador.

En la ciudad de Buenos Aires la primera manifestación nacionalista para el 1º de mayo se realizó en 1938. Con anterioridad a esta fecha se vieron otros tipos de actos nacionalistas que tuvieron el objetivo de proclamar un nuevo significado para dicha conmemoración. En efecto, en algunas oportunidades se organizaron reuniones en locales y desfiles con automóviles por las calles de la ciudad. En estas ocasiones la idea de movilizar a las masas estuvo muy lejos de los objetivos planteados por las entidades organizadoras; sin embargo, fueron los primeros intentos de “acercamiento” a los sectores trabajadores en una fecha por demás significativa en el calendario obrero. Según sus organizadores dichos actos tuvieron como objetivo atraer “al pueblo en general y [a] muchos núcleos de obreros a quienes ya no seducen más el programa político del socialismo internacional y la prédica interesada de sus falsos apóstoles”.

Finalmente, a partir del 1º de mayo de 1938 los nacionalistas transitaron por las calles céntricas de Buenos Aires y ocuparon la plaza San Martín. La manifestación organizada por la Alianza de la Juventud Nacionalista fue muy concurrida. Según las estimaciones de sus organizadores, la multitud sobrepasó las 30.000 personas; sin embargo, las fotografías disponibles de la concentración muestran un centro abigarrado rodeado de calles relativamente vacías, por lo que parecen excesivos dichos cálculos. No obstante, las cifras disponibles de las manifestaciones realizadas entre 1938 y 1943 –las que provienen de fuentes nacionalistas y las procedentes de otras fuentes utilizadas por los historiadores- rondan en las decenas de miles de personas. Asimismo hemos constatado que los servicios policiales organizados para contener las marchas nacionalistas del Día del Trabajador fueron similares a los utilizados para las marchas socialistas. De manera que basándonos en estos datos podemos presuponer que ambas manifestaciones podrían haber tenido una concurrencia semejante. Más allá del aspecto cuantitativo, muy difícil de precisar con las fuentes disponibles, nos interesa enfatizar la rápida evolución experimentada por un movimiento que tuvo su origen en reducidos sectores de la intelectualidad porteña y del ejército. En efecto, en los años treinta el movimiento nacionalista se había expandido notablemente, incorporando a distintos sectores de la sociedad y abriendo filiales en varias ciudades del país.

Como señalamos anteriormente, en Buenos Aires los aliancistas escogieron la Plaza San Martín para realizar sus concentraciones al pie del monumento del Libertador, elección carente de originalidad ya que distintos grupos políticos -incluidos los militantes comunistas- habían ocupado esta plaza con anterioridad para manifestarse en el Día del Trabajador. Desde las páginas del diario nacionalista Crisol se argumentaba que el monumento al General José de San Martín y la plaza que llevaba su nombre “debe estar reservada para actos jubilosos y de argentinos porque San Martín luchó, peleó y nos hizo esta patria grande para que seamos dignos de su figura extraordinaria.” Además de elegir para la concentración final la plaza que había sido sede de las manifestaciones comunistas, los nacionalistas transitaron las mismas calles y avenidas que sus oponentes políticos. El objetivo de transformar el movimiento nacionalista en un verdadero fenómeno de masas requería eliminar la influencia de la izquierda sobre los trabajadores, por lo tanto no debe extrañar la apropiación de los recorridos y los espacios públicos que tradicionalmente habían sido usados por las ideologías revolucionarias de izquierda.

La trayectoria de las columnas nacionalistas comprendió principalmente dos ámbitos contrastantes de la sociabilidad porteña: el barrio de Once y el barrio Norte. El primero, cuya arteria principal era la Avenida Corrientes, albergaba sobre todo a inmigrantes -muchos de ellos de origen judío- que se dedicaban al comercio y otras actividades económicas. El perfil de este sector de la ciudad, caracterizado por el diario Crisol como un “barrio infecto”, difería de la fachada y del ritmo aristocrático de barrio Norte a pesar de encontrarse muy cerca uno del otro. Según los nacionalistas era tan importante captar a los obreros como expresar el odio a la burguesía, por ello, según explicaban, sus columnas transitaban por “la arteria en su mayoría burguesa de Santa Fe”. No obstante, lejos de generar en esta avenida un espacio de confrontación con los vecinos “burgueses”, intentaron incorporarlos al despliegue escenográfico de sus manifestaciones. En diferentes ocasiones, por ejemplo, solicitaron a los vecinos la colocación de banderas argentinas en sus balcones para acompañar su marcha del Día del Trabajador. La respuesta de aquellos que residían sobre la Avenida Santa Fe fue la mayoría de las veces positiva. El diario antifascista Crítica aseguraba que el éxito de la convocatoria nacionalista debía interpretarse más como un acto de patriotismo ciudadano que como una muestra de adhesión ideológica de los vecinos al nacionalismo antidemocrático. Otros periódicos comerciales como La Prensa destacaron su participación resaltando la “adhesión” que los vecinos manifestaron a los nacionalistas: “En el trayecto hacia la plaza San Martín el público estacionado en las aceras y balcones de los edificios saludó con aplausos el paso de la cabeza de la manifestación, cuyos componentes entonaban canciones patrias y exteriorizaban en alta voz frases en consonancia con su orientación ideológica.”

Para difundir y convocar a los vecinos a las manifestaciones, los nacionalistas recurrieron al reparto de folletos y volantes, la realización de charlas, conferencias y festivales barriales. Entre estos recursos, la prensa fue muy importante porque a través de ella podían dar a conocer las tareas de organización y logística previas a su realización.

Los militantes nacionalistas -vestidos con camisas pardas, brazaletes y correas- actuaron como soldados acatando las instrucciones difundidas en los diarios. Los comisarios de las columnas fueron los garantes del orden interno con el mandato de asegurar el cumplimiento de las disposiciones emanadas desde los altavoces. Los centenares de abanderados que encabezaban las manifestaciones del 1º de mayo nacionalista eran particularmente atractivos para los observadores aunque no constituían un rasgo novedoso en las calles porteñas. También contaron con otros recursos, como en 1941, cuando dispusieron de tranvías y ómnibus en distintos puntos de la ciudad para transportar manifestantes a la marcha denominada ese año Liberación Nacional.

Los nacionalistas utilizaron todo tipo de recursos para lograr que sus manifestaciones fueran exitosas: camiones con altoparlantes para guiar la marcha de las columnas de militantes; bandas de música para acompañar la entonación del himno nacional o del aliancista; carteles y pancartas que propagaban consignas nacionalistas, anticomunistas y antisemitas.
En las manifestaciones nacionalistas predominaron los varones jóvenes, muchos de ellos con vestimentas al estilo fascista. Sin embargo Juan Queraltó, jefe de la Alianza de la Juventud Nacionalista, relacionó el color del uniforme con “la blusa de nuestros trabajadores” y “las bombachas de nuestros hombres de campo”, explicando que era esa la razón por la que “la hemos adoptado como prenda de nuestro movimiento, porque ella significa trabajo, sudor y lucha.” Estos jóvenes proporcionaron los mártires para el panteón nacionalista. Jacinto Lacebrón Guzmán fue consagrado el primer joven caído, según la narrativa nacionalista, “víctima del plomo soviético” en Plaza Italia en 1933. En todos los actos se tributaba a la memoria de los caídos un toque de clarín y un minuto de silencio.

El carácter sagrado del ritual se advierte en la siguiente descripción de los pilares que portaban los nombres de estos mártires durante la celebración de los 1° de mayo: “En los pilares, sobre dos pequeños relieves, que daban la sensación de altares votivos, se leían los nombres de Jacinto Lacebrón Guzmán, Benito de Santiago, y Francisco García de Montaño.”

El primero de mayo católico

Algunos trabajos historiográficos han abordado el análisis de las manifestaciones católicas en el siglo XX, sobre todo las producidas durante los Congresos Eucarísticos que adquirieron grandes dimensiones. Por nuestra parte, vamos a profundizar el análisis de aquellas organizadas por los Círculos de Obreros Católicos en el Día del Trabajador que, al igual que las del nacionalismo, propusieron un significado opuesto al 1º de mayo internacionalista de las izquierdas y se realizaron en distintos lugares del país.

En Buenos Aires, los Círculos de Obreros Católicos creados en 1892 por Federico Grote realizaron peregrinaciones por la ciudad con columnas exclusivamente masculinas. Se ha sugerido recientemente que tal exclusión de género puede explicarse debido a que se dirigían normalmente a lugares alejados del centro de la ciudad que se consideraban arrabales “peligrosos” para las mujeres “decentes”. En los albores del siglo se proponían un doble objetivo: por un lado, demostrar la fuerza de la fe católica de los feligreses y por el otro expresar pedidos de tratamiento y sanción de leyes sociales. Hacia 1910 los católicos transitaron habitualmente dos circuitos urbanos: el camino hacia la Basílica de Luján y el trayecto hacia la Plaza de Mayo, que incluía la avenida de Mayo, la Plaza San Martín, la del Congreso y la Miserere.

Según las memorias de la institución, se realizaron varias importantes manifestaciones públicas con el objetivo de solicitar la sanción de leyes sociales. El 12 de octubre de 1913 se solicitó al Congreso Nacional la sanción de leyes de protección al salario, accidentes de trabajo, represión del alcoholismo, jubilación de obreros ferroviarios, casas baratas, reglamentación de trabajo a domicilio, protección del ahorro, protección del inmigrante y del agricultor, higiene en las fábricas. En la manifestación del 21 de mayo de 1916 se volvió a insistir sobre algunos de estos pedidos y se agregaron otros proyectos como las leyes de Bien de Familia, agencia de colocaciones, estabilidad de empleados públicos, entre otros menos relevantes. “La agitación del Centenario inspiró no sólo la idea de hacer de la ciudad un escenario para un Congreso Eucarístico Internacional, sino que además fue testigo de unas multitudes católicas en las calles que comenzaron a llamar la atención por su singular modo de manifestarse.” En efecto, las manifestaciones católicas representaban una demostración de fuerza acorde con la política de masas que se consolidó en la entreguerra.

Hacia 1921 el presidente de los Círculos de Obreros, Carlos Conci, tuvo la idea de “festejar” el 1º de mayo como el día del “trabajo cristiano”. Según recordaba su sucesor, Norberto Repetto, la propuesta “pareció temeraria” y no faltaron “los escépticos, los timoratos y los agoreros que predijeron el fracaso de la iniciativa.” Finalmente en 1929 se decidió dar otras dimensiones a los actos conmemorativos para el Día del Trabajador, que habitualmente se hacían en recintos cerrados. Ese año se preparó una manifestación y un desfile por la vía pública precedidos de conferencias y concentraciones en distintos puntos de la ciudad. Norberto Repetto lo rememoraba de la siguiente manera: “Era la primera vez en la Argentina y seguramente en América, que en el día 1º de mayo masas obreras desfilaban por las calles, precedidas por la bandera nacional y que, una vez concentradas, dejaron oír con voces marciales y viriles las notas majestuosas de la canción patria.”

Los Círculos convocaron en esa ocasión a todos los trabajadores católicos de la Capital, adheridos o simpatizantes de la entidad, a concentrarse en los distintos puntos de la ciudad designados previamente para confluir luego en la Plaza Once, desde donde partieron las columnas hacia la Plaza del Congreso. El objetivo de la manifestación era proclamar las convicciones y los “anhelos de Justicia Social” de los obreros católicos y elevar un pedido al Poder Ejecutivo, en el que se solicitaba el cumplimiento de las leyes de descanso dominical, supresión del trabajo nocturno en panaderías y la sanción de una ley para encuadrar la actividad sindical.

El trayecto realizado por la Avenida Rivadavia con las banderas y los carteles preparados para la ocasión buscaba destacar las diferencias con la “manifestación roja” realizada previamente por el mismo circuito urbano. En efecto, el recorrido no era producto de una coincidencia o descuido. Carlos Conci argumentó que el festejo del Día del Trabajo católico se hacía porque ya no era una jornada de sangre sino de paz y porque los gremios católicos festejaron esta fecha “durante siglos”.

El periódico católico El Pueblo llamaba a sus lectores a sumarse a las columnas que se concentraban en distintas intersecciones céntricas y que luego pasaban por delante de la sede del periódico. El lenguaje utilizado por el diario fue directo y poco amistoso: “¡No le aceptaremos excusas. Si Ud. no concurre hoy a la manifestación de los Círculos de Obreros, merecerá un solo calificativo:¡DESERTOR!”

En los Boletines de la entidad católica se retribuyó la colaboración del periódico advirtiendo que “no es tolerable” que los miembros de los Círculos no sean suscriptores de El Pueblo ya que su “lectura es indispensable para estar claramente orientado en los problemas que diariamente se suscitan y que desde las columnas del diario católico son tratados en forma que da las normas verdaderas y seguras dentro de nuestras doctrinas y convicciones.”

Las manifestaciones del Día del Trabajador organizadas por los Círculos en Buenos Aires fueron discontinuas. En 1930 iniciaron la concentración en la Plaza 1º de Mayo, desfilaron hasta la Plaza Montserrat, donde se erigieron las tribunas para los oradores, y finalizaron en la sede del diario El Pueblo. Una vez llegados a este último punto “La concurrencia entonó luego el Himno Nacional, y entre vítores a la religión, a la patria y a la prensa católica, se disolvió con el mayor orden.” En 1932 se realizaron conferencias y concentraciones parciales en distintos puntos de la ciudad, mientras que el desfile principal fue esta vez por la Avenida Rivadavia hasta ocupar la Plaza Congreso. La ocupación de las arterias céntricas mencionadas y la utilización de recursos como banderas argentinas, bandas de música, altoparlantes, la entonación del himno nacional, demuestran el ánimo de la disputa que se desarrollaba en las calles de Buenos Aires.

Los católicos compartieron con las nacionalistas las consignas anticomunistas y patrióticas, la jerarquía de las encíclicas papales para ordenar la sociedad y mitigar el conflicto social, la valoración del sistema corporativo de organización social –basado en el modelo medieval o el fascista, según los casos- y la defensa de un orden jerárquico. Sin embargo, estas coincidencias ideológicas no implicaban necesariamente la adhesión de “todos” los obreros pertenecientes a la Federación de los Círculos de Obreros Católicos a un sistema político totalitario. En cierta ocasión incluso buscaron diferenciarse: “No somos ni reaccionarios ni derechistas. Somos cristianos y católicos. […] Estamos con Jesucristo, maestro y Dios. Con sus mismas palabras condenamos las demasías y la avaricia de los potentados, su sed desordenada de riqueza, su orgullo, su ceguera y su injusticia.”

En suma, la iniciativa católica de disputar la preeminencia de la cultura de izquierda en las jornadas del Día del Trabajador tuvo corta vida. En este sentido es notable el repliegue de los Círculos de Obreros hacia ámbitos privados, el abandono del espacio público y la realización de misas y almuerzos cerrados a la comunidad católica. Vale destacar que esta evolución no fue idéntica en todo el país; el caso de Rosario demuestra que los Círculos estaban allí más dispuestos a movilizar a sus adherentes que en otros lugares. En 1941 las calles céntricas y las plazas más estratégicamente dispuestas de la ciudad litoraleña se vieron ocupadas por los obreros católicos, que incluyeron en la manifestación carrozas artísticas, cuadros alegóricos y leyendas alusivas a la “festividad”.

Conclusiones

Como hemos observado, las movilizaciones nacionalistas y católicas fueron un recurso fundamental para incorporar a las masas a sus respectivos movimientos y a la vez para oponerse a la influencia de la izquierda entre los trabajadores. El objetivo de dichas manifestaciones anticomunistas del Día del Trabajador fue llegar a los sectores populares legitimando sus demandas de “justicia social” y presentándose como una opción frente a las izquierdas y a la democracia liberal. Asimismo, nacionalistas y católicos procuraron mediante estas demostraciones públicas construir una identidad obrera opuesta a la identidad internacionalista que provenía del marxismo. Ellos creían que las fuerzas productivas podrían resolver sus desavenencias en forma pacífica dentro de las corporaciones y lograr una efectiva armonía social, al tiempo que perdería vigencia la lucha de clases. Las marchas nacionalistas y católicas por la ciudad recibieron muestras de adhesión de los vecinos, algunos de los cuales adherían a la idea de que la nación efectivamente debía “defenderse” ante la expansión del comunismo entre los trabajadores.

Fuente : Nacionalismo Argentino

martes, 26 de agosto de 2014

USURA PLASTICA

GANANCIAS USURERAS SOBRE DINERO FANTASMA


Publicado el 14 de febrero de 2014 por Ellen Brown
El negocio de las tarjetas de crédito es ahora la más importante fuente de ingresos del sector bancario, en gran parte debido a lucrativos costos ocultos.
Usted paga el saldo de su tarjeta de crédito cada mes, pensando que está tomando ventaja del ‘período de gracia sin intereses’ y obteniendo crédito gratis. Usted puede incluso utilizar su tarjeta de crédito cuando podría haber utilizado dinero en efectivo, sólo para obtener recompensas de viajero frecuente o la devolución de dinero en efectivo. Pero estos atributos populares son engañosos. Incluso cuando el saldo se paga a tiempo todos los meses, el uso de tarjetas de crédito impone un enorme costo oculto sobre los usuarios, oculto porque el costo se deduce de lo que recibe el comerciante, y que luego pasa a usted en la forma de precios más altos.
Visa y MasterCard les cobran a los comerciantes alrededor del 2% del valor de todas las transacciones de tarjetas de crédito, y American Express cobra aún más. Eso puede no parecer mucho. Pero considere que por los saldos que se pagan mensualmente (es decir, la mayoría de ellos), los bancos hacen un 2% o más sobre un préstamo con un promedio de sólo 25 días (dependiendo de cuando en el mes se realizó el cobro y cuando en el período de gracia fue pagado). Un 2% de interés por 25 días da una rentabilidad del 33.5% anual (1.02^(365/25)-1), y esa cifra puede ser conservadora.
La comisión que pagan los comerciantes fue originalmente diseñada como una manera de evitar la usura y las regulaciones de claridad sobre los préstamosVisa yMasterCard son entidades independientes, pero fueron creadas por los grandes bancos de Wall Street, y los bancos emisores de tarjetas obtienen alrededor del 80% de las tarifas. La rentabilidad anual no sólo entra en la categoría de usura, sino que es una ganancia sobre el dinero de otras personas, ¡por lo general el propio dinero del prestatario! He aquí cómo funciona…
El gran juego de tapas
El economista Hyman Minsky observó que cualquiera puede crear dinero, el truco consiste en lograr que sea aceptado. La función de la compañía de tarjetas de crédito, es la de convertir su promesa de pago (IOU por sus siglas en inglés) en un ‘instrumento negociable’ aceptable para el pago de la deuda. Un instrumento negociable es todo lo que este firmado y sea convertible en dinero o que pueda ser utilizado como dinero.
En virtud del artículo 9 del Código Uniforme de Comercio de los Estados Unidos, cuando usted firma el recibo de cobro del comerciante de la tarjeta de crédito, está creando un «instrumento negociable u otro escrito que evidencia un derecho al pago de dinero». Este instrumento negociable es depositado electrónicamente en la cuenta corriente del comerciante, una cuenta especial requerida para todos los negocios que aceptan crédito. La cuenta se incrementa por la cantidad en el recibo, indicando que al comerciante se le ha pagado. El recibo de cobro es enviado a un ‘banco adquirente liquidador’, que agrupa sus cargos y los envía a su propio banco. Su banco luego le envía una declaración, y usted paga el saldo con un cheque, haciendo que su cuenta de transacciones sea debitada en su banco.
El efecto neto es que su recibo de cobro (un instrumento negociable), se ha convertido en un ‘activo’ contra el que el crédito ha sido otorgado. El banco simplemente ha monetizado su IOU, convirtiéndole en dinero. El ciclo del crédito es tan corto, que este proceso puede ocurrir sin que el propio dinero del banco llegue a estar involucrado. Los débitos y los créditos son sólo barajados de ida y vuelta entre las cuentas.
Timothy Madden es un analista financiero canadiense que diseñó modelos de software de cuentas de tarjetas de crédito a principios de la década de 1990. En correspondencia personal, él estima que los pagos de las propias reservas del banco son necesarios sólo alrededor del 2% del tiempo, y la comisión de un 2% sobre los comerciantes es suficiente para cubrir estas ocasiones. Las ‘reservas’ necesarias para respaldar los avances a corto plazo, son así integradas en los propios pagos, sin tener que obtenerlas de cualquier otro lugar.
En cuanto al interés, Madden sostiene:
El interés es gratis, porque las operaciones de hecho se financian por el comprobante de pago firmado emitido por el usuario de la tarjeta en el punto de compra. Supongamos que las ventas brutas mensuales que se ejecutan a través de las tarjetas de crédito/cargo se duplicaran globalmente, de los 300.000 millones de dólares normales, a los 600.000 millones para el período de vacaciones de fin de año. Las compañías de tarjetas no tienen que preocuparse de dónde provendrán los 300.000 millones de dólares extra porque son proporcionados por los 300.000 millones adicionales de los propios comprobantes firmados…
Este también es el porqué casi todos los bancos de todo el mundo tienen que dar de baja el 100% de las cuentas de crédito/cargo en tarjetas en mora por 180 días. El diseño básico del sistema reconoce que, una vez puesto en marcha, este es totalmente autofinanciado, requiriendo cero inversión de capital por parte del operador [...] Las pérdidas no pueden ser cargadas en contra del patrimonio del operador ya que no tienen ninguno. A principios de la década de 1990, cuando yo estaba diseñando modelos de software del sistema de tarjetas de crédito/cargo, mis hojas de cálculo se mantenían ‘estallando’ por sus errores de ‘división por cero’ en mi proyección de ganancias sobre capital.
Un impuesto privado sobre las ventas
Todo esto arroja una luz sobre por qué el negocio de las tarjetas de crédito se ha convertido en el área más lucrativa del sector bancario. En un momento, la banca era toda acerca de tomar depósitos y otorgar préstamos comerciales y residenciales. Pero en los últimos años, según la Reserva Federal, «los ingresos de tarjetas de crédito han sido casi siempre superiores a la rentabilidad de todas las actividades de la banca comercial».
En parte, esto se debe a que el interés que se cobra sobre la deuda de tarjeta de crédito es más alto que en otros préstamos comerciales. Pero es sobre las comisiones que los bancos realmente hacen su dinero. Hay multas por retraso en el pago, por exceder el límite de crédito, cargos por gastos de transferencia entre cuentas, cargos por retiro de efectivo y tasas anuales, además de las muy lucrativas comisiones sobre los comerciantes que se acumulan en el punto de venta independientemente de si el cliente paga su factura o no. El comerciante absorbe las comisiones y los clientes cubren el costo con precios más altos.
Una comisión del 2% a los comerciantes es el equivalente financiero de un impuesto sobre las ventas del 2%, que ahora se suma a los más de 30.000 millones de dólares anuales en los Estados Unidos. El efecto sobre el comercio es peor que un impuesto público sobre las ventas o un impuesto sobre las transacciones financieras (o tasa Tobin), ya que estos impuestos están diseñados para gastarse de nuevo en la economía en servicios e infraestructura. Un impuesto privado a los comerciantes simplemente elimina el poder adquisitivo de la economía.
[C]uando alguien trae a colación la tasa Tobin (pequeñas cargas sobre cada transacción [financiera]) como una manera de pagar por el rescate y desalentar la especulación, el sector de los servicios financieros se vuelve totalmente apopléjico [...] Sin embargo, aquí, en medio de nosotros, tenemos al equivalente de una tasa Tobin sobre una proporción muy alta del comercio al por menor [...] Uno puede pensar en los cargos rapaces deVisa y Mastercard para las transacciones de débito [...] que tienen dos componentes: la comisión que estarían en condiciones de cobrar si se enfrentaban a una cierta competencia, y la prima que extraen mediante el control del mercado, negándose a competir en precio. En términos de sus efectos sobre el comercio, esta prima es peor que una tasa Tobin.
Una tasa Tobin está destinada a tener el efecto positivo de amortiguar la especulación. Un impuesto privado sobre las ventas minoristas, tiene el efecto negativo de amortiguar las transacciones de consumo. Se trata de un mecanismo de autodestrucción que consume al capital y el crédito a cada paso del ciclo del crédito.
El lucrativo negocio de las tarjetas de crédito es un factor importante en el aumento de la ‘financiarización’ de la economía. Empresas como General Electric están abandonando en gran medida la innovación en productos, para convertirse en compañías de tarjetas de crédito, porque ahí es donde está el dinero. La financiarización está matando la economía, la productividad, la innovación y la demanda del consumidor.
Acabando con el monopolio
Las comisiones exorbitantes sobre los comerciantes son posibles porque el mercado está monopolizado por un pequeño número de compañías de tarjetas de crédito, y la entrada en el mismo es difícil. Para participar, es necesario formar parte de una red, y esta requiere que todos los bancos participantes cobren una tarifa preestablecida.
No obstante, las normas varían según el país. Una opción disponible en algunos países, es la de ofrecer servicios de tarjetas de crédito más baratos a través de bancos de propiedad pública. En Costa Rica, el 80% de los depósitos se encuentran en cuatro bancos de propiedad pública, y todos ofrecen tarjetas de débito Visa/MC, y aceptarían tarjetas de crédito Visa/MC. Los negocios que optan por afiliarse a los dos bancos públicos más grandes, no pagan comisiones por transacción para las tarjetas de esos bancos, y por las tarjetas de otros bancos sólo pagan una pequeña cuota, suficiente para cubrir los costos del banco.
Esto funciona en Costa Rica, pero en los Estados Unidos, las tasas de Visa/MC son preestablecidas, y los bancos públicos tendrían que cobrar esa tasa para participar en el sistema. Sin embargo, hay otra manera en la que podrían recuperar las comisiones sobre los comerciantes y usarlas para el beneficio de la gente: regresándoles en la forma de impuestos más bajos o el aumento de los servicios públicos.
Los gobiernos locales también pagan ellos mismos altos precios por el uso de tarjetas de crédito. De acuerdo con la oficina del Tesoro, la ciudad y el condado de San Francisco pagan 4 millones de dólares al año sólo por las comisiones bancarias, y más de la mitad de esta suma va a las comisiones sobre el comercio. Si el Gobierno pudiera recuperar estos cargos a través de su propio banco, podría utilizar las ganancias para expandir los servicios públicos sin aumentar los impuestos.
Si permitimos que el Gobierno realmente cree algo de dinero, este podría ser autofinanciado sin gravar a los ciudadanos. Cuando un sistema público alternativo está en su lugar, los dinosaurios megabancos privados ya no serán ‘demasiado grandes para quebrar’. Se les puede permitir desvanecerse en la extinción, en un proceso natural de la evolución hacia un sistema más eficiente y sostenible de intercambio.
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Traducción por Andrés Celis.
http://telaranadedeuda.wordpress.com/2014/02/23/ganancias-usureras-sobre-dinero-fantasma-el-dinero-facil-de-las-tarjetas-de-credito/#more-1281

sábado, 23 de agosto de 2014

OTRO POCO DE SENTIDO COMUN

INTENTAN LINCHAR AL INTENDENTE DE MORÓN POR LA INSEGURIDAD

El episodio se desató este jueves por la noche, alrededor de las 21:30, en un barrio de la localidad de El Palomar, en el partido de Morón, al oeste del Gran Buenos Aires, luego de que un remisero fuera víctima de un violento intento de asalto.
Un grupo de delincuentes quiso robarle el auto al conductor del remis, y el hombre resultó gravemente herido, luego de ser atacado a "culetazos" y recibir varios disparos en su cuerpo, entre ellos uno en el pecho, informa el portal EOL online. El auto finalmente no fue sustraído por los maleantes, quienes lograron huir.
Minutos después del hecho, el intendente de Morón, Lucas Ghi, acudió al lugar, pero rápidamente tuvo que ser acompañado por la Policía, ya que muchos vecinos, indignados por la inseguridad que castiga al barrio, quisieron lincharlo, señala el sitio de noticias local.
El nuevo caso delictivo ocurrió en la calle Pampa, entre Chaco y Formosa. Por la zona, según los habitantes del barrio, nunca hay policías patrullando y cuando se producen delitos, "siempre llegan tarde". Además, remarcaron que el municipio no brinda soluciones ni respuestas a los reiterados reclamos, por eso el malestar y la indignación de los vecinos hacia el jefe comunal.
Para ellos, el punto neurálgico de donde provienen los delincuentes está en la Villa Carlos Gardel, y consideran que estos operan bajo la complicidad policial.
INFOBAE

miércoles, 20 de agosto de 2014

ALGO DE SENTIDO COMÚN

HUGO CURTO: 

"EL QUE ES TRAVESTI ES TRAVESTI Y EL QUE ES HOMBRE ES HOMBRE

Hugo Curto, intendente de Tres de Febrero, dijo que hay que entender que es una enfermedad. Y agregó: "Pido que haya una ley para deportartar delincuentes y que los extranjeros cumplan la condena en sus países de origen. La mayoría de los extranjeros que delinquen son de países limítrofes, muchos chilenos, colombianos, paraguayos; no europeos".
Y sumó: “Hay que lograr algún mecanismo con todos los países que al que se compruebe que vino a delinquir que sea exportado al país de origen”.

Según el intendente de Tres de Febrero, hay de un 25 a un 30% de extranjeros en el país. Muchos de esos están indocumentados. De ésos hay un porcentaje importante que están sin trabajo y delinquen.
Además, consultado sobre la polémica por las travestis, aseveró: "El que es travesti es travesti, y el que es hombre es hombre". Y afirmó: "Son enfermedades; ser travesti es una enfermedad.”
Al pan pan y al vino vino.

domingo, 17 de agosto de 2014

SAN MARTÍN:NI MASÓN NI LIBERAL

Es común leer dos afirmaciones referidas al General José de San Martín: que integró la masonería, y que fue liberal. Con motivo de celebrarse, el 25 este mes, el 230º aniversario del nacimiento del prócer máximo de la Argentina, nos parece conveniente enfatizar, categóricamente, que San Martín no tuvo jamás ningún vínculo con la masonería, ni profesó la ideología liberal.
Como las autoridades masónicas efectuaron, en plena Catedral de Buenos Aires (“por primera vez en la historia”), un homenaje a quien denominan “el Más Ilustre Iniciado”, es oportuno recordar que la masonería argentina adoptó una actitud desdeñosa hacia San Martín, hasta 30 años después de su muerte. Cuando llegan a Buenos Aires los restos mortales del Libertador, la masonería no participa en los homenajes, pues no lo consideraba uno de los suyos. La primera ocasión en que se sostiene que el general era masón y no católico, fue el 22-6-1883, con motivo del debate por la enseñanza primaria, por boca del diputado Emilio Civit. A partir de entonces, comenzará la leyenda urdida por la masonería argentina, sosteniendo, también, que la Logia Lautaro era una sociedad masónica, contradiciendo a dos Grandes Maestres: Mitre y Sarmiento, que afirmaron lo contrario.

Consideramos que no se ha destacado suficientemente el aporte extraordinario que realizó Patricio Maguire para terminar, definitivamente, con las dudas sobre este tema[1]. Dicho investigador consultó directamente a las autoridades de las Grandes Logias de Inglaterra, Irlanda y Escocia. Recibió respuesta por escrito de las tres, que coincidieron en que la logia Lautaro nunca estuvo registrada en dichas instituciones, y que San Martín no figura en los archivos como miembro. Maguire recibió las comunicaciones respectivas en 1979 y 1980, publicándolas de inmediato.

Curiosamente, el Dr. Terragno también conoció esa información, en la misma época, por una nota del Bibliotecario y Curador de la Gran Logia Unida de Inglaterra, que afirma poseer, agregando, “que si alguien no figura en esos registros es porque nunca fue miembro de la masonería inglesa”. Lamentablemente, dió a conocer ese valioso dato, 19 años después de haberlo obtenido.

Es preciso difundir estas pruebas documentales de que el Libertador no fue masón, pues no se trata de una cuestión baladí, dado que la religiosidad del prócer ha sido demostrada, y que es incompatible la pertenencia a la masonería con el catolicismo; de lo contrario, como alertaba Aragón hubiera sido “infiel al uno o a la otra”, quedando en duda su honorabilidad.


Ideología liberal

Como también se afirma a menudo que San Martín era liberal, es necesario esclarecer este otro infundio. Según parece, el vocablo liberalismo, fue usado por primera vez en lengua castellana hacia l8l0 y fue adoptado en España por los partidarios de la Constitución de Cádiz, adversos al absolutismo de Fernando VII, sin ninguna manifestación de oposición al cristianismo. Explica el P. Castellani: “Lo que había de bueno en el liberalismo de antaño, de l820 a l860, consistía en una especie de ímpetu juvenil contra un montón de cosas que tenían que morir; a saber, el absolutismo de los reyes, inventado por los reyes protestantes; el despotismo demasiado cerrado de los Gremios y Corporaciones medievales y una decadencia de la Religión, que originó en Inglaterra el deísmo y en Francia el filosofismo. Así que toda la juventud europea a principios del siglo pasado [XIX] se conmovía con ese grito de Libertad, y sabía lo que significaba esa palabra ambigua, que no lo era para ellos; lo que no sabían era lo que estaba detrás. Se sentían apretados, estrechos y cansados y al decir ¡Libertad! decían queremos salir de esto.” Esto, eran las miserias de la Corte borbónica, que Napoleón resumía así: la madre era adúltera, el padre consentido, el hijo traidor.

Incluso el vocablo liberal, según el diccionario de la Real Academia Española, define a quien obra con liberalidad, virtud moral que consiste en distribuir uno generosamente sus bienes sin esperar recompensa. En cambio, el mismo diccionario, define al liberalismo como “sistema político-religioso que proclama la absoluta independencia del Estado, en sus organizaciones y funciones, de todas las religiones positivas”. Estas acotaciones semánticas, sirven para distinguir entre aquella persona que, por distintos motivos, reivindica el nombre de liberal, simplemente, de quien adhiere explícitamente a la ideología liberal, con conocimiento pleno de su contenido.

Nada en la actuación pública de San Martín, ni en su vida privada, permite sostener que profesara la ideología liberal; por el contrario, se expresó negativamente sobre ella, en varias de sus cartas.

La ideología liberal, tal como ha sido definida por sus autores principales - Locke, Montesquieu, Rousseau, Stuart Mill- es incompatible con el cristianismo. Así lo aclara el Papa Pablo VI, en la Octogesima adveniens: “Tampoco apoya el cristiano la ideología liberal, que cree exaltar la libertad individual sustrayéndola a toda limitación, estimulándola con la búsqueda exclusiva del interés y del poder....” (26). Esta posición se mantiene invariable en la Iglesia, desde hace dos siglos. El Papa León XIII (Enc. Libertas, l888) analizó tres grados posibles de liberalismo, y los consideró igualmente condenables. Explica el Prof. Caturelli: “Tanto el liberalismo extremo (ateo), como el liberalismo moderado (deísta), como el liberalismo muy moderado (“cristiano”), admiten una zona (el orden temporal) de autosuficiencia del hombre: el primero porque niega la existencia de un orden trascendente al temporal: el segundo porque lo ignora y el tercero porque lo separa. En el orden práctico, viene a resultar lo mismo.”

Esta aclaración es necesaria, porque algunos autores sostienen que San Martín fue un católico liberal; así lo hace el Dr. Cuccorese, académico sanmartiniano, quien considera que no incurrió en contradicción, pues el liberalismo recién fue condenado por la Enc. Quanta Cura, en l864, l4 años después de la muerte del Libertador. Debemos discrepar, puesto que los Papas comenzaron a cuestionar las ideas liberales, incluso antes de la Revolución Francesa. Por ejemplo, en la Alocución de Pío VI, el 9 de marzo de l789, y en la Carta del mismo Papa, de l79l, a los obispos de la Asamblea Nacional. Pero con respecto al liberalismo católico, recordemos que esta actitud ya se advierte cuando Talleyrand, Obispo de Autun, celebra misa en el campo de Marte, con trescientos sacerdotes adornados con la escarapela tricolor. La primera expresión teórica respectiva, aparece cuarenta años después con Lamennais -sacerdote apóstata- y su periódico L Avenir, que defienden precisamente el liberalismo católico, siendo esta posición condenada por Gregorio XVI, en la Enc. Mirari vos, promulgada en l832, mientras San Martín vivía en París, y l8 años antes de su fallecimiento.

No está demás recordar, que el Papa Pío IX, aquel que conoció a San Martín, afirmó que “los llamados católicos liberales...son más peligrosos y funestos que los enemigos declarados...”. En conclusión, puede afirmarse, con seguridad, que San Martín no fue masón ni liberal.



Mario Meneghini
Febrero 11 de 2008.- 



Fuentes:
-Aragón, Raúl Roque. “La Política de San Martín”; Córdoba, Universidad Nacional de Entre Rios, 1982, pág. 19.
-Bruno, P. Cayetano. “La religiosidad del General San Martín”; Buenos Aires, Ediciones Don Bosco, 1978, p32 págs.
-Castellani, Leonardo. “Esencia del liberalismo”; Buenos Aires, Huemul, 1971, pgs. 24/25.
-Caturelli, Alberto. “Examen critico del liberalismo como concepción del mundo”; Gladius, Nº 2, l985, pg. 38 -Cuccorese, Horacio Juan. “San Martín; catolicismo y masonería”; Buenos Aires, Instituto Nacional Sanmartiniano-Fundación Mater Dei; l993, pg. l45
-Episcopado Argentino. “Declaración”; 20-2-1959.
-Revista SIMBOLO net, publicación de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, Nº 69, diciembre de 2007, versión digital.
-Revista “Masonería y otras sociedades secretas”; Buenos Aires, Nº 2, noviembre de 1981, págs. 20/25; Nº 3, diciembre de 1981, págs. 15/20; Nº 5, febrero de 1982, págs. 30/35.
-Terragno, Rodolfo. “San Martín & Maitland”; Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 1999, pág. 181: Librarian and Curator, United Gran Lodge of England, comunicación personal, 14-11-1980.



Tomado de: http://mario-meneghini.blogspot.com/