domingo, 23 de noviembre de 2014

MAS SOBRE LA ODIOSA REFORMA



(ArgentinosAlerta.org) La filosofía del Garantismo abolicionista preside el Anteproyecto de Código Penal que el Gobierno ansía imponer aprovechando las hasta ahora disciplinadas mayorías. Si siguen manteniendo la obediencia debida parlamentaria anticonstitucional los legisladores nos harán tragar a carradas los eufemismos edulcorantes: “hay que adecuarse a la realidad”, “el sistema no ha dado su fruto”, “el delito se sigue produciendo”, “no hay que hacer el código penal del deber ser” sino el del “ser”. Así saldrá un Código Penal que agravará la inseguridad ciudadana. “A vosotros se atreve, argentinos//el orgullo del vil invasor” (estrofa del Himno Nacional Argentino completo).
El Garantismo abolicionista es un movimiento y una mentalidad que se pueden caracterizar por cuatro notas y por un efecto trágico.
Cuatro notas del garantismo abolicionista
1) Se presenta bajo la bandera de las garantías, algo que no sirve para identificar nada porque en el mundo jurídico nadie las niega; con lo que lo de “garantismo” resulta ser una artimaña.
2) Sostiene la ilegitimidad del sistema penal porque es irracional, anticonstitucional y violatorio de los derechos humanos. Por lo que propone como ideal que ve inalcanzable su desaparición, y como anhelo posible su debilitamiento. Para evitar papelonear exhibiéndose como destructores a secas proponen una serie de risibles “medidas substitutivas”. Por ejemplo, que los delincuentes pidan disculpas a las víctimas o estupideces trágicas semejantes.
Los medios para lograr la destrucción del sistema penal van:
  • desde la derogación de la prisión preventiva o de cualquier agravación de las penas por reincidencia,
  • hasta no encontrar nunca certezas para condena,
  • elegir el juicio oral y cualquier medio que lleve las causas a la prescripción,
  • “arreglar” como cuestiones económicas los juicios penales, y
  • cualquier otro método que a mano venga para suprimir las penas desprotegiendo las víctimas.
3) En general está integrado por miembros de la corporación académica, que imponen desde su hegemonía la injustificación del derecho penal como un dogma. Y de la decisiva corporación judicial, que conservan sus cargos, prebendas, exenciones de impuestos a las ganancias, privilegios y honores sociales, todo lo cual resulta medio aptísimo para alcanzar el objetivo. De tal modo que éste se alcanzaría por una verdadera implosión. El sistema debe destruirse desde adentro. El “plan de lucha” fue trazado en el libro Encuentro con las penas perdidas, que por algo no se reedita.
4) Contra lo que podría pensarse a primera vista, no asume la característica de movimiento o actitud pacificadora, amiga de consejos como “muchachos, perdonemos”, “no hagan olas”, “contengamos los impulsos”, “busquemos la paz”, “devolver bien por mal”, “unámonos los argentinos”, “desechemos la venganza y el odio”. No.
El movimiento se presenta como una cruzada liberadora contra la opresión de los poderes que, mediante el sistema penal, aherrojan a las grandes mayorías y son capaces de hacer explotar el mundo por el aire. Contra el “estado de policía”, un demonio que lucha contra el “estado de derecho”, para encarar la revolución liberadora en nombre de los derechos del hombre. Por eso no respeta ninguna garantía contra los militares o policías… Tiene cierta lógica, pues estos son como la quintaesencia de aquél. Pero tampoco respeta la vida de los chicos no nacidos.
Efecto del garantismo abolicionista
El Garantismo abolicionista es la principal causa de la impunidad, productora a su vez de inseguridad, considerado quizá el problema visible más acusado por los argentinos.
Los efectos del garantismo abolicionista han sido probados sólidamente desde el punto de vista iusfilosófico en el reciente libro titulado El Garantismo abolicionista de Héctor H. Hernández (MarcialPons, Madrid-Buenos Aires, 2013) y en el trabajo del mismo autor "Pero el garantismo abolicionista es manodurista sin garantías contra Los Dos Sectores", (revista Ethos, Buenos Aires, nro. 26).
Allí pueden encontrarse innumerables citas puntuales de los autores criticados. También se pueden ver las bases filosóficas que animan esa corriente y algunos pilares constructivos del solidarismo penal.

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